En el trayecto, desde Ypacaraí hasta las inmediaciones del santuario, numerosos comerciantes ambulantes aprovecharon el mal tiempo y vendieron a los caminantes pilotos de hule a G. 5.000.
“Salimos desde casa el jueves por la noche y seguimos acá (por ayer), caminando para cumplir nuestras promesas a la Virgencita”, relató Éver Aguilar, quien decidió este año llegar a pie hasta el santuario desde Ñemby, en compañía de su pareja, un tío y dos primas.
“Como caminamos desde ayer, no previmos la alerta de hoy, así que cuando empezó a caer la lluvia decidimos que lo mejor era seguir porque las promesas deben cumplirse”, agregó el joven.
Cada miembro de la familia peregrinó por una promesa distinta. ”Vengo hasta al santuario porque este año terminé mis estudios con excelentes notas y mi siguiente promesa es que si ingreso al bachiller técnico, vendré de vuelta el año que viene”, afirmó una de las primas de Éver, Karina Gayoso. Expresó que siempre se encomienda a la Virgen para rogarle para sobresalir en el colegio y hasta ahora le va bien.
nO IMPORTA LA DISTANCIA Entre los peregrinos no solo se encuentran compatriotas que vienen desde varios rincones del territorio. Como peregrinar hasta la casa de la Virgen es una tradición que mueve cada diciembre a miles de paraguayos, la curiosidad y las ansias de conocer el imponente santuario, el Tupãsy Ykua y otros lugares históricos, también moviliza a extranjeros.
Es el caso de la quinceañera Myriam Lassmann Bremen, quien llegó hace cuatro meses desde Bremen, ciudad ubicada en el noroeste de Alemania y ayer caminó varios kilómetros al igual que los peregrinantes para saludar a la Virgen de Caacupé.
“Cuando escuché que cientos de miles de personas asisten cada año, incluso caminando kilómetros para pagar sus promesas quise venir, compartir con la gente y sobre todo conocer el santuario y lo que hay a su alrededor”, comentó entusiasmada la joven.
Dijo que, además de la historia y la cultura, le maravilla el verdor de la vegetación que se puede observar en todo el trayecto desde Ypacaraí.
Lassmann llegó al país y se queda por un año gracias a un programa de intercambio cultural y actualmente estudia en el colegio Santa Clara de Asunción. Como cada año, miles de promeseros acudieron a cumplir sus pagos agradecidos por la salud de algún familiar. “Nosotros vinimos toda la familia en bus desde Acahay hasta Ypacaraí, nos bajamos del micro y caminamos porque mi nieto se curó de una enfermedad de la piel”, expresó Lidia Peralta.
Muchos peregrinos se quedaron hasta la noche para participar de la serenata que se realizó en la explanada.