Por Luján Román<br/><br/>lujan–roman@uhora.com.py<br/><br/>Para la generación de los 90 hablar de próceres es hablar de enigmas. Algunos no saben responder ni recuerdan sus nombres. Aquellos que dicen conocerlos, solo recitan sus nombres y saben de su participación en el proceso de la Independencia. Hay quienes ven reflejada la imagen de prócer en los jugadores de fútbol y rechazan la idea de colocar a los políticos como los nuevos padres de la patria. <br/><br/>Prócer deriva del latín procere, un adjetivo. Para la historia, una persona distinguida, con valor y de gran importancia para la liberación de su pueblo. Sobresaliente, alto, insigne, eminente, ilustre, son solo algunas cualidades que lo destacan. <br/><br/>Para el joven Ricardo Fois, sin embargo, ese concepto está sobrevalorado en los tiempos bicentenarios. “El prócer es alguien que es como una insignia de la patria; yo no veo que exista nadie que se merezca este tratamiento en estos tiempos”, dice el estudiante de segundo año del Colegio Dante Alighieri. <br/><br/>A Fernando de la Mora, el Doctor Francia, Fulgencio Yegros y Pedro Juan Caballero nombra como los próceres de Mayo. “Con ellos comenzó la liberación del Paraguay del Virreinato del Río de la Plata. Mediante la conspiración que armaron en contra del gobernador Velasco, se logró la independencia”, comenta Fois.<br/><br/> En 1811, civiles y militares hicieron historia. Mujeres anónimas y hasta miembros del clero se involucraron en la rebelión. Hoy, algunos jóvenes recitan sus nombres recordando calles o algún devenido grupo de rock, y otros no los recuerdan. <br/><br/>"No conozco mucho sobre los próceres. En las clases de Historia damos algunas cosas, pero no las recuerdo. Sé que tengo que aprender mucho todavía”, asume Rodrigo Palacios, quien ve en el Bicentenario una oportunidad para saber más sobre próceres.<br/><br/>HARTOS. Al contrario, y sin ocultar su hartazgo, Sara Sauer asegura que desde que comenzó el colegio escuchan sobre el Bicentenario y sus próceres. “Nos estamos aburriendo ya; todos los días se habla de eso”, asegura. <br/><br/> Gissel Arévalos y sus compañeros, quienes años atrás encarnaron a los revolucionarios de Mayo en el Concurso 5.000 Próceres, a cuatro cuadras de la casa donde se gestó la Independencia, comentan que desconocían que entre los participantes de la Gesta de Mayo se encontrara un cura. Fueron tres en realidad: Francisco Javier Bogarín, fray Fernando Caballero y José Agustín Molas. <br/><br/> “Juana de Lara era la mujer que acompañó a los demás, no existen otras, porque antes se les discriminaba mucho a las mujeres”, explica Gissel.<br/><br/>Sin embargo, como una especie de Novia del Mundial, pero con mayor alcurnia que Larissa Riquelme, en esos tiempos, en el proceso de la Independencia, Josefa Facunda Speratti y Uriburu era la Novia de la Independencia; luego, esposa de Fulgencio Yegros, dice la historia.<br/><br/>También están los jóvenes que conocen a los próceres y los consideran como ejemplos, “porque hicieron historia y demostraron amar a la patria”. Ahora dicen que les toca a ellos y piensan ayudar a los demás y estudiar para contribuir con el país.<br/><br/>