28 jun. 2025

La escritora Herta Müller se adjudica el Nobel de Literatura

La autora rumano-alemana representa, a través de sus obras, la voz de las minorías germanas en los países del centro de Europa durante la opresión de los regímenes nacional-socialistas, según la Academia Sueca.

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La escritora rumano-alemana Herta Müller (56), narradora del desamparo y voz de las minorías alemanas en los países del centro de Europa, se adjudicó ayer el Premio Nobel de Literatura 2009.

Su obra dibuja los paisajes de los desposeídos “con la concentración de la poesía y la objetividad de la prosa”, según el fallo difundido por la Academia Sueca en Estocolmo.

“No me lo creo, no me lo puedo creer, no lo merezco. Estoy desbordada”, declaró la autora ni bien conoció el fallo, a través de la televisión pública sueca.

La designación de Müller supone reconocer a una autora que encarna en buena parte el destino de las minorías alemanas en los países del centro de Europa que, tras el fin de la II Guerra Mundial, en muchas ocasiones tuvieron que pagar por partida doble las culpas del nacionalsocialismo, indica el fallo.

RUMANA-ALEMANA. La escritora, quien vive en Berlín desde 1987, nació en Nytzkydorf (Rumania), en 1953, en una familia de la minoría alemana.

Muchos alemanes en Rumania fueron deportados a la Unión Soviética, como le ocurrió a la madre de Müller, quien pasó cinco años en un campo de trabajo en la actual Ucrania.

Esa experiencia quedó retratada en Atemschaukel (2009), su última novela, un intento por desentrañar lo que se escondía detrás del silencio de su madre y de otros muchos rumanos-alemanes de su generación que no se atrevían a hablar de su época en la URSS.

Müller trató desde muy pronto de tender puentes entre las dos culturas a las que pertenecía, como revela el hecho de que estudiara simultáneamente filología germánica y rumana en la Universidad de Timisoara, donde tuvo su primer contacto con jóvenes escritores de habla alemana opuestos al régimen de Nicoale Ceacescu.

Su primer encontronazo con la Rumania oficial llegó en 1979, cuando fue despedida de su trabajo como traductora en una fábrica por negarse a colaborar con la Securitate, el servicio secreto de la Rumania comunista, que siguió acosándola a partir de entonces.

Su primer libro, Niederungen (En tierras bajas), también fue motivo de conflicto: el manuscrito reposó durante cuatro años en la editorial antes de poder publicarse censurado, en 1982.

En Niederungen como en Drückender Tango, Müller retrata la vida en un pequeño pueblo germanoparlante y la corrupción, la intolerancia y la opresión que en él encuentra.

Eso le valió la crítica de la prensa rumana, todo lo contrario de lo que ocurrió en Alemania, en donde Niederungen recibió, en 1984, el premio Aspekte, al mejor debut en lengua alemana del año.

Tres años más tarde, Müller emigró a Alemania con su esposo, el también escritor Richard Wagner. EFE

“AHORA ME SIENTO LIBRE”

“Mi escritura siempre fue acerca de cómo surge una dictadura, cómo puede ocurrir una situación en donde un puñado de personas poderosas domina un país y el país desaparece y sólo queda el Estado. Alemania me salvó. Cuando llegué en 1987, pude finalmente respirar. Y cuando la dictadura (rumana) colapsó, sentí que ya no estaba amenazada. En el presente me siento libre, pero las cosas que ocurrieron no fueron eliminadas, están en mi cabeza. Solo tengo una cabeza -la que ando trayendo- y adentro tiene todo con lo que llegué a este país.”

Reuters

UNA PRODUCCIÓN CASI DESCONOCIDA

La producción literaria de Herta Müller es casi desconocida para la mayoría, sobre todo en América Latina.

En España, sin embargo, fueron publicadas en castellano cuatro de sus 19 obras.

Las primeras dos traducciones aparecieron a través de las editoriales Siruela, Plaza&Janés y en Mondadori.

La primera de ellas es uno de los títulos más célebres de la nueva Premio Nobel de Literatura, En tierras bajas (Niederungen), editada por Siruela, en 1990.

La segunda obra traducida es El hombre es un gran faisán en el mundo (Der Mensch ist ein grosser Fasan auf der Welt), también a cargo de Siruela, en 1992.

La tercera fue La piel del zorro (Der Fuchs war damals schon ein Jäger), a cargo de la editorial Plaza&Janés, en 1996.

Finalmente, se tradujo La bestia del corazón (Herztier), de Mondadori, en 1997. EFE