09 ago. 2025

La elección del fiscal general cayó en la trampa colorada

El lunes culminó el proceso de selección de la terna para la Fiscalía General del Estado por parte del Consejo de la Magistratura. Luego de una maratónica sesión de ocho horas, el organismo eligió a Cecilia Pérez, Gustavo Santander y Emiliano Rolón.

La terna fue recibida con aprobación discreta por parte de las fuerzas políticas y los operadores de Justicia. Los candidatos tienen trayectoria destacada en sus áreas (Santander y Rolón como jueces independientes, y Pérez en su gestión como ministra de Justicia de perfil combativo contra el crimen organizado y sus padrinos políticos). Otra virtud señalada en los corrillos de la oposición en el Senado es que, a pesar de la “tradición colorada” de los ternados, no responden orgánicamente al partido, lo cual genera cierta confianza. Además, la selección no tuvo cuestionamientos importantes dando legitimidad al proceso.

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En la designación del fiscal general, el Poder Ejecutivo tiene el rol más preponderante del circuito, porque es quien elige a uno de la terna. Esa designación debe ser refrendada (o no) por el Senado. Por ello se requiere alto consenso político para evitar el rechazo.

Esta es la última designación política importante de Mario Abdo Benítez, cuyo mandato fenece fácticamente en abril, aunque entregue el mando el 15 de agosto del 2023.

Sin embargo, un hecho llamativo se está dando con el proceder del presidente de la República, quien operó a través de sus allegados para que el Consejo de la Magistratura defina la terna cuanto antes y así finiquitar la designación antes de las internas coloradas del 18 de diciembre. El Consejo cumplió, pero Mario Abdo puso freno de mano al proceso: “Vamos a tomarnos el tiempo suficiente para recibirle a cada uno de los que están en la terna, escuchar sus propuestas y tomar la decisión para enviar al Senado”, dijo el viernes sorprendiendo a sus aliados.

LA NEGOCIACIÓN. “El señor se va a tomar su tiempo”, señaló un senador oficialista haciendo alusión a la decisión presidencial. Su demora y secretismo en cuanto a su preferencia genera todo tipo de especulaciones en el Congreso. “No es la terna que quería”, evalúan algunos aludiendo a la eliminación de Mónica Seifart y Carlos Arregui.

En términos de plazo es casi imposible definir el asunto antes de las internas coloradas porque hasta el momento el presidente no dio señales al Senado, donde debe construir mayoría para evitar el rechazo a su elegido/a.

Quizá la dilación presidencial tenga que ver con dos problemas. Por un lado, el internismo dentro de su propio movimiento donde se divide la preferencia entre Rolón y Pérez. Por el magistrado se inclinan el vicepresidente Hugo Velázquez, Cachito Salomón y Juan Afara. Por Pérez interceden Lilian Samaniego y otros más cercanos al Presidente. La bancada cartista guarda prudente silencio, aunque Juan Carlos Galaverna opera a favor de Santander, aclarando que lo hace a título personal. La dilación obedecería a la necesidad de mantener al equipo unido, sin fisuras ni enconos de cara a las internas del próximo domingo, donde el oficialismo se juega la supervivencia política con un candidato de emergencia.

El segundo problema es que la campaña electoral se ha contaminado con la “ideología de género” como cuco de la transformación educativa. En el terreno discursivo, el cartismo le arrebató a Mario Abdo su postura provida y esta última semana electoral debe resistir este embate.

LOS CANDIDATOS. En la evaluación de las distintas fuerzas políticas sobresale la trayectoria, pero especialmente a quién responden y cuál sería el nivel de independencia, fidelidad o sumisión a los poderes fácticos. En este tren de averiguaciones, quienes se oponen a Rolón mencionan su supuesto vínculo con Víctor Galeano Perrone, considerado un monje negro del gobierno cartista, además del apoyo del cuestionado vicepresidente Velázquez. Su decisión en el caso Curuguaty, que benefició a los campesinos, es una moneda de dos caras: un antecedente de coraje que le trae el voto progresista, pero a la vez una condena de los sectores conservadores que temen a un fiscal general con perfil social.

Pérez tiene menos reparos, aunque quienes profesan el anticartismo duro temen que prosiga la política de “congelamiento” de Sandra Quiñónez, quien ha blindado en toda su gestión al ex presidente y a aquellos ex funcionarios vinculados al lavado de dinero, teniendo en cuenta que fue viceministra de Seguridad de Cartes. Sin embargo, algunos señalan que está vetada por Honor Colorado, que no es un jugador importante en este escenario.

Santander despierta dudas por la movida de Galaverna a su favor, pero tampoco existen cuestionamientos controversiales a su carrera. Al contrario, la mayoría elogia su trayectoria judicial.

En la construcción de la mayoría, no solamente Marito hará lobby en el Senado. También los candidatos, y en este aspecto sobresale Pérez, quien siendo ministra ha logrado establecer lazos con las diferentes bancadas que ahora dan sus frutos. Rolón también tiene buenas relaciones. Aunque Santander tiene bajo perfil, su fortaleza radica en la polarización entre Rolón y Pérez, porque si no existe acuerdo, su figura puede lograr el consenso.

Cuando parecía que ya estaba pavimentado el camino para la elección rápida del fiscal general, el freno presidencial sorprendió y generó interrogantes porque tras las internas es probable que cambie el escenario de lealtades en el Senado.

Mientras tanto, los líderes interesados en nominar a su propio fiscal buscan los 23 votos y así presionar a Mario Abdo comunicándole cuál de los ternados tiene el consenso del Senado para ser electo.

La elección del sucesor o sucesora de Sandra Quiñónez entró en la ecuación de la interna colorada y eso significa movida de piezas en medio de nuevas incertidumbres.