Natalia Martín Cantero, de EFE
San Francisco-EEUU
Con estipendios que, como media, alcanzan los 8.000 dólares por temporada, hacer de Papá Noel no sólo da una alegría a los niños sino también al bolsillo de los hombretones de barba blanca que estos días habitan los centros comerciales.
El trabajo en un gran centro comercial estadounidense reporta bastante más que el paso por las estrechas chimeneas de los hogares cargado de regalos, de acuerdo con la encuesta realizada por una organización que reúne a los Papás Noel y que cuenta con más de mil miembros en EEUU.
Claro que, para ganarse este salario, también han de sufrir lo suyo durante las cuatro o cinco semanas que dura la temporada.
El promedio de niños que visitan a Papá Noel por centro comercial o “mall” se acerca a los 8.000, y muchos dejan sus propios “regalitos”.
Otra encuesta difundida recientemente por la cadena Auntie Anne’s Pretzels, con fuerte presencia en los “mall” estadounidenses, indica que al 34 por ciento de los Papás Noel algún niño les ha hecho pis encima.
Y eso no es todo. La encuesta también revela que a más del 60 por ciento les han estornudado encima o tosido más de diez veces cada día.
Papá Noel, por otra parte, no es del gusto de todos.
A un 74 por ciento de los interrogados les llora, cada día, algún niño cuando está en su regazo, y casi todos (el 90 ciento) sufre los tirones de algún niño travieso que quiere desvelar el misterio que se esconde detrás de sus barbas.
AUMENTAR VENTAS. Hace años que los centros comerciales utilizan la figura de Santa Claus como imán para incrementar sus ventas, no sólo por el interés de muchos pequeños para sacarse unos dulces o unos libros para colorear sino también por el negocio indirecto que representan las fotografías.
De acuerdo con esta organización, en los centros comerciales estadounidenses hay, como media, dos Papás Noel que se solapan para recibir visitantes a lo largo de todo el día, y el número de fotos pagadas junto con la mítica figura se acerca a las 5.000 por cada “mall”.
A pesar de la ubicuidad de las cámaras de fotos digitales y los teléfonos móviles equipados con cámara, el 60 por ciento de los visitantes compró un paquete fotográfico la temporada pasada, según los datos de la asociación que reúne a los centros comerciales de EEUU.
Así las cosas, a los hombres voluminosos que se les den bien los niños nunca les faltará trabajo esta temporada, y no digamos ya si tienen la suerte de lucir esa honorable barba blanca.
RealSanta.com, una agencia de Papás Noel de Riverside, en California, señala que la paga media está entre los 175 y los 300 dólares por la primera hora, dependiendo de la experiencia y del lugar, y entre 100 y 200 para las posteriores.
Los precios se disparan el día de Nochebuena, cuando se pagan hasta 450 dólares la hora, por no hablar de otros extras, como manejarse en español o dominar el lenguaje de signos.
A cambio, RealSanta promete lo mejor de lo mejor.
Cuando se alquilan sus servicios, indica, “no contratas un estudiante o un comediante a tiempo parcial en un traje barato. Te haces con un caballero dedicado a ser un Santa Claus de calidad, con una barba real y un traje de lujo con botas y accesorios reales”.
Un detalle importante porque la indumentaria –el traje de terciopelo, las botas y el cinturón– supera los 1.000 dólares en sitios como www.santaswardrobe.com.
Hasta con
las mascotas
En estos tiempos que corren, por otra parte, Papá Noel no es sólo para los niños. En la cola para hacerse la foto una mañana reciente en el centro comercial Stonestown, en San Francisco, no se escuchaban los gritos de los pequeños sino los ladridos de las mascotas que esperaban pacientes su turno para colocarse al lado de Papá Noel. Como señalaba la publicidad del evento, “tus mascotas son parte de la familia. ¿Por qué no van a hacerse una foto con Santa?”. Pues bueno.
“De un amigo a un amigo”
Una mujer revivió anticipadamente la tradición de Santa Claus al subir a varios autobuses para desear ''Feliz Navidad’’ a los pasajeros y entregar a cada uno un sobre con una tarjeta y un billete de 50 dólares.
Lo hizo tan rápido que las descripciones de la mujer fueron diversas entre pasajeros de diferentes rutas del servicio del transporte público en Spokane el jueves, informó el periódico Spokesman-Review, de Washington.
''De alguna manera mantuvo la cabeza agachada. No recuerdo haber visto antes a esta señora’’, dijo el conductor Max Clemons.
''Había un joven en la parte de atrás del autobús. Parecía a punto de llorar. En un inglés chapurreado dijo: ‘Ella no sabe cuánto significará esto para mí en la Navidad’'', recordó el conductor.
El vocero del servicio del transporte Dan Kolbet afirmó que no se había conseguido identificar a la mujer. Su generosidad no parece parte de un truco de mercadotecnia, indicó.
La mujer entregó sobres a unos 20 pasajeros, refirió. Cada sobre estaba sellado con una pegatina con la leyenda: ''De un amigo a un amigo’’.
Acompañada de uno o dos muchachos, sacó los sobres de un bolso escolar de tela.
''Había mucha emoción. La gente hacía llamados en sus teléfonos celulares’’, dijo el conductor Terry Dobson, que recibió en dos ocasiones la visita de la mujer misteriosa. ''La gente en esos autobuses necesitaban de verdad el dinero’’. AP