30 jun. 2025

“La droga no tiene otro camino que la destrucción, el deterioro de la persona”

Liz Acosta

Juan es un joven albañil que ingresó hace dos años a la Fundación Remar, con la esperanza de rehabilitarse. Antes de eso, fue condenado a 1 año y 8 meses y estuvo preso en Tacumbú.

“Yo era adicto al chespi. Era desastre. Robaba cualquier cosa para conseguir (la droga). Mi hermano era chespi, la gente de mi zona; entonces, yo también quise probar qué se sentía. Mi mamá siempre estaba preocupada y me hablaba, pero cuando estás en eso no escuchás”, recuerda. Hoy Juan trabaja en albañilería, rubro que aprendió en Remar y, según sus jefes, es uno de los mejores en ese trabajo e, inclusive, ya enseña a otros. “Acá recibí un lugar para dormir, ropa y me enseñaron muchas cosas. Mi mamá suele venir a visitarme y se siente orgullosa”, menciona feliz. Esta es solo una de las tantas historias de personas que han caído y buscan superarse, historias que muestran la realidad de la adicción. La directora asistencial del Centro de Prevención y Tratamiento de Adicciones, Rossana Gómez, nos habla de que el inicio del consumo de sustancias tiene múltiples factores, ya sea el contexto social o alguna de privación, como pobreza, abandono y una serie de cuestiones por las que la persona toma el consumo de sustancias como especie de escape. SECUELAS “Depende de la sustancia que consume, afecta el sistema nervioso central, el funcionamiento físico y funcional y entonces afecta la conducta del consumidor. Distorsiona sus percepciones en algunos casos. El consumo de crac y sus derivados afecta el sistema respiratorio, cardiovascular, bucodental, digestivos. El sistema integral afecta”, comenta. Y no solo eso. El consumir drogas también afecta las relaciones, haciendo de la familia una víctima de esta situación, porque sufre al cambiar el adicto radicalmente su conducta. “Los afectos quedan muy marcados, más todavía la de privación, cuando no tiene la sustancia, él no logra ese nivel de bienestar que encontró antes”, explica. En el caso de niños y adolescentes, también hay tratamientos. Le hicimos justamente la pregunta cómo un niño de 6 años –la edad más baja que acogieron en el Centro de Adicciones– llega a ser dependiente de la droga, Gómez comenta que muchas veces es por el entorno. Es en ocasiones la misma familia la que le da para que no tenga hambre o los propios dealers los que reparten para que luego sean sus clientes y compren de ellos. Con estos niños y adolescentes se trabaja de cerca con el sistema judicial y el de protección de la infancia y la adolescencia, “porque el menor está vulnerado en otros derechos aparte de su salud, entonces se le puede forzar a que se trate”. En el caso de los adultos esto se complica, sobre todo si no delinquió, porque el proceso de rehabilitación es voluntario. Además, se hace un asesoramiento con familiares. CENTRO PARA ADOLESCENTES En el mes de junio de este año, en una reunión entre instituciones se acordó destinar uno de los inmuebles incautados en el operativo A Ultranza para hacer un centro. “Estamos en trámite de inscribir ese inmueble (en Curuguaty), para que se pueda disponer. Estamos con la firme convicción de crear un centro intermedio para adolescentes adictos, no solo uno de desintoxicación, sino una posibilidad que tengan los adolescentes vulnerables para quedarse”, comenta al respecto la camarista Andrea Vera, quien acompaña el proyecto.


Los niños y adolescentes son uno de los pilares del tratamiento. Autoridades hablan de que hay casos en que la adicción se inicia desde pequeños y se busca su rehabilitación integral.

MENOS CÁRCELES, MÁS CENTROS DE REHABILITACIÓN

“Ojalá las autoridades se responsabilicen de la adicción y salud mental”
La fiscala María Segovia González días pasados mencionó que hay una epidemia de casos de violencia familiar. Solo en Asunción, desde enero hasta mediados de setiembre se recibieron 3.250 denuncias. La agente habla como uno de los factores la mezcla de sustancias.
“La cantidad de causas se debe a que estamos teniendo una cifra en aumento de problemas de adicción a drogas, como el crac, cocaína, ansiolíticos, que mezclan con el alcohol, que están disparando nuestros números”, explica.
Los centros de rehabilitación, tanto privados como públicos, están saturados, y las familias no saben qué hacer con la persona adicta.
Explica también que, entonces, los familiares conviven con ellos “y llega un punto donde obviamente explota la violencia en las casas y acuden a la Fiscalía, tratando de solucionar el problema de adicción del familiar”, cita Segovia.
Desde la Unidad Contra la Violencia Familiar de la Fiscalía aplican las figuras alternativas, como una suspensión condicional, donde exigen seguir un tratamiento.
Muchas veces los envían a centros privados o fundaciones también. “Ojalá se habiliten centros de rehabilitación y que las autoridades de Salud Pública se hagan responsables de problemas de adicción y salud mental que están afectando a las familias”, manifiesta.

La mezcla de drogas con el alcohol está disparando nuestros números de violencia.
María Segovia González,
fiscala.

DATOS RELEVANTES
Factores. Las drogas que mayor nivel de consumo tiene el Paraguay son el tabaco y el alcohol, drogas permitidas, que son el vehículo para que la persona consuma las demás sustancias.
A inscripción. Un inmueble incautado será destinado para un centro para adolescentes.
Presupuesto. Para todo el ámbito de la rehabilitación y la desintoxicación, Si bien Salud Pública tiene un presupuesto de USD 1.157 millones, según las autoridades es un presupuesto magro, por lo que se envió una propuesta de ampliación al Congreso.

El consumo de crac y derivados afecta los sistemas respiratorio, vascular, todo el sistema integral.

Rossana Gómez,
directora asistencial del Centro de Adicciones.

Cuando una persona asume y avizora que puede ir hacia la muerte, hacia la destrucción, porque la droga no tiene otro camino –es hacia el deterioro total del ser humano–, es ahí que él apuesta por la vida, por un cambio.
Rossana Gómez,
directora asistencial.