Miguela Benítez Fariña
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El cambio del ciclo de los vientos y la colmatación de las aguas son solo una parte del desastre que genera la deforestación en Paraguay. La aparición de enfermedades propias de los bosques es otro aspecto preocupante, advierte Lucy Aquino, directora de WWF, la organización ambientalista mundial, con sede en el país.
El azote del dengue a la población sería solo el comienzo, de considerar otros males instalados en el ambiente, con el riesgo de estallar en epidemias.
En la actualidad hay tres científicos americanos, entre biólogos, virólogos y cartógrafos (encargados de los mapas satelitales) que estudian la aparición de hanta virus en la Región Oriental. La enfermedad, causada por los roedores, no se circunscribe al Chaco, y se esperan pronto los resultados detallados de los investigadores, adelanta Aquino.
INFECCIONES NATURALES. A medida que el hombre avanza sobre nuevos territorios boscosos, que contienen reservorios naturales de infección, surgen enfermedades zoonóticas, explica la doctora Antonieta Rojas de Arias, directora del Instituto de Ciencias para la Salud.
Son las que se transmiten de los animales al hombre, como la leishmaniasis –de varios tipos–, la malaria y el paludismo, presentes en el Bosque Atlántico del Alto Paraná, de acuerdo a un material proporcionado por WWF.
Existen zoonosis de origen bacteriano que engloban el ántrax, la leptospirosis, la tuberculosis bovina y la brucelosis. También las hay de origen viral, como la encefalitis equina, la rabia y la fiebre amarilla selvática; y de origen parasitario, como la toxoplasmosis, la leishmaniasis cutánea y la cisticercosis, explica el trabajo.
Muchas de estas patologías tienen como vector o intermediario a los insectos, y pueden involucrar a otros animales, como ser los roedores, pero este ciclo es independiente de la actividad humana.
LA INVASIÓN. ¿Cuándo se incorporan a las poblaciones humanas estos vectores insectos/roedores? “Al existir una pérdida de la distancia ecológica y los ciclos zoonóticos, pasan a ser antropozoonóticos, lo que se da con el movimiento de las actividades humanas, por la invasión de los bosques”, expresa el estudio de WWF.
Los insectos que viven en las copas de los árboles o en el suelo se ven invadidos cuando el hombre entra a talar y corta madera, y es cuando ocurren las primeras infecciones.
Esto se denomina peri-domiciliación, el proceso en el que los insectos se desplazan hacia los asentamientos humanos en busca de alimentos y atraídos por la luz.
Por ejemplo, el Aedes albopictus, que es el transmisor de la fiebre amarilla, en una proximidad de asentamientos humanos, causa la enfermedad.
Otro caso es el de la malaria: los grandes cambios que hubo con la represa de Itaipú ocasionaron graves epidemias, menciona el material. La eliminación de grandes espacios y la creación de espejos de agua trajeron como consecuencia una reincidencia del mal.