La Cruz del Señor, con la que hemos de cargar cada día, no es ciertamente la que produce nuestros egoísmos, envidias, pereza, etc., no son los conflictos que producen nuestro hombre viejo y nuestro amar desordenado. Esto no es del Señor, no santifica.
Digámosle a Jesús, al acabar nuestro diálogo con Él, que estamos dispuestos a seguirle, cargando con la Cruz, hoy y todos los días.
El papa Francisco a propósito de la lectura de hoy dijo: “No podemos pensar en la vida cristiana fuera de este camino. Existe siempre este camino que Él hizo primero: el camino de la humildad, también el camino de la humillación a sí mismo, para luego resurgir. Este es el camino.
El estilo cristiano, sin cruz no es cristiano, y si la cruz es una cruz sin Jesús, no es cristiana. El estilo cristiano toma la cruz con Jesús y va adelante. No sin cruz, no sin Jesús.
Jesús dio el ejemplo y, siendo Dios, se humilló a sí mismo, se hizo siervo por todos nosotros.
Y este estilo nos salvará, nos dará alegría y nos hará fecundos, porque este camino de humillarse a sí mismo es para dar vida, está en contra del camino del egoísmo, de ser apegado a todos los bienes solo para mí.
Este camino está abierto a los demás, porque aquel camino que ha hecho Jesús, de humillación, aquel camino ha sido hecho para dar vida. El estilo cristiano es precisamente este estilo de humildad, de docilidad, de mansedumbre.
Quien quiera salvar la propia vida, la perderá –repite Jesús– porque si el grano no muere, no puede dar fruto. Y esto, con alegría, porque la alegría nos la da Él mismo”.
(Frases extractadas de http://www.homiletica.org/francisfernandez/franciscofernandez0105.htm y