Por ello, cada presidente estadounidense intenta dejar su legado en la historia al nombrar a los candidatos para ocupar esta exclusiva corte. Bill Clinton, George W. Bush, Barack Obama y Donald Trump han designado a sus candidatos con esa idea en mente. Y también lo ha hecho el actual mandatario, Joe Biden, al lograr en muy poco tiempo, tan solo 42 días, que su candidata, Ketanji Brown Jackson, fuera confirmada como la primera jueza negra para ocupar un lugar en la prestigiosa corte.
Cuatro de los nueve jueces del tribunal serán mujeres una vez que Jackson asuma el cargo, lo que lo convierte en la corte más diversa de la historia, aunque todas ellas estudiaron en la facultad de derecho de Harvard o Yale.
Biden calificó su aprobación como un “momento histórico” para el país.
“Este hito debería haber ocurrido hace generaciones (...) Pero Estados Unidos está dando un paso gigantesco para hacer que nuestra unión sea más perfecta”, afirmó por su parte el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer.
Jackson contó con el apoyo de tres republicanos del Senado durante un proceso de confirmación agotador y, en ocasiones, brutal, que le dio a Biden una aprobación bipartidista para su primer candidato a la Corte Suprema.
Es un logro importante para el presidente, quien presidió el comité judicial del Senado en las décadas de 1980 y 1990, lo que significa que tiene la distinción sin precedentes de nominar y supervisar el nombramiento de un juez de la Corte Suprema.
Le permite mostrar a los votantes negros que puede cumplir con promesas que les hizo pese a su reciente derrota sobre un proyecto de ley sobre el derecho al voto.
BIDEN RECUPERA IMPULSO. Con este nombramiento Joe Biden espera volver a movilizar a un electorado crucial para él y para los demócratas en general: los afroestadounidenses.
Numerosos activistas criticaron al presidente por haber abandonado las promesas que les había hecho, en cuanto a la lucha contra la violencia policial o la defensa del acceso al voto.
Pero el viernes, en los jardines de la Casa Blanca, Ketanji Brown Jackson sin duda apaciguó muchos resentimientos y, francamente, le robó el protagonismo a Joe Biden, con un discurso que fue a la vez conmovedor y serio.
“Pasaron 232 años... antes de que se eligiera a una mujer negra para servir en la Corte Suprema de Estados Unidos, ¡pero lo hemos conseguido!”, dijo. “En mi familia, solo se tardó una generación en pasar de la segregación a la Corte Suprema”, recordó.
La llegada de Jackson a la máxima corte no cambiará su composición ideológica, ya que con seis jueces de tendencia conservadora y tres progresista está más inclinado a la derecha que en ningún momento desde la década de 1930.
Sin embargo, Jackson tiene una experiencia diferente a la del resto de magistrados. Por ejemplo, será la primera jueza con experiencia como abogada de oficio para personas con pocos recursos.
De 51 años e hija de maestros de escuela pública, Jackson también trabajó en la Comisión de Sentencias de EEUU para reducir las penas de la mayoría de delitos federales de narcotráfico, incluidas las de cocaína en “crack”, algo que permitió liberar al menos 1.800 presos y acortar las sentencias de unos 12.000.
Jackson reemplazará en el Tribunal Supremo al magistrado progresista Stephen Breyer, que ha anunciado su intención de jubilarse cuando concluya el curso judicial en junio o julio.