En algún momento de la historia la sociedad paraguaya aprendió a normalizar lo que está mal y a aceptar las infracciones a normas como un hecho cotidiano.
Este es el caso de los conductores de motocicletas que circulan o estacionan su biciclo sobre las veredas, sin importar que incomoden al peatón y sin que las autoridades municipales tomen las medidas necesarias para castigar estos hechos.
La ciudad de Asunción está llena de motocicletas estacionadas sobre las veredas, ofreciendo a los pobladores y visitantes extranjeros la impunidad de propietarios de biciclos.
La Ley 5016/14, “Nacional de Tránsito y Seguridad Vial”, en su artículo 31 establece que “queda asegurada al peatón la utilización de las aceras o veredas, paseos, franjas peatonales o pasajes apropiados de las vías urbanas y de las banquinas de las vías rurales para la circulación”.
Entretanto, la Ley 4934, en el artículo 4°, garantiza a las personas con discapacidad el acceso al medio físico y la utilización de bienes y servicios de la sociedad, evitando y suprimiendo barreras que impidan o dificulten su normal desenvolvimiento e inclusión social.
En el artículo 56 de la Ordenanza Municipal de Asunción 215/12, inciso a) señala que en toda la extensión de la vereda está prohibido el estacionamiento de vehículos. El artículo 66 considera como falta grave esta transgresión, con una multa equivalente a 10 jornales.
Pero el caso de Asunción no es el único, las ciudades del área metropolitana también son hostiles a los peatones.
A pesar de tener ordenanzas municipales similares a las de la capital del país, también se incumplen las sanciones a quienes estacionan sus vehículos sobre la acera.
Si ya de por sí resulta problemático y riesgoso cruzar las calles sobre las franjas peatonales, es aún más difícil circular por las veredas rotas, ocupadas por vendedores ambulantes, por motocicletas y hasta por automóviles.
Como ejemplo, en la vereda de Benjamín Constant, entre 14 de Mayo y 15 de Agosto, hay diariamente cinco motos estacionadas. A pesar de denuncias reiteradas, la Policía Municipal de Tránsito no hace nada para despejar la acera.
Como tampoco sanciona a propietarios de motocicletas que realizan servicio de delivery y estacionan sobre las veredas de las calles Palma y Estrella.
Los motociclistas son los principales violadores de las leyes de tránsito, tanto municipales como nacionales, pero ninguna autoridad parece atreverse a sancionar las infracciones que cometen.
En algún momento, los intendentes agremiados a la Organización Paraguaya de Cooperación Intermunicipal (Opaci) deben tomar una decisión conjunta y aplicar sanciones a quienes infringen las reglas de tránsito, principalmente aquellas relacionadas con las dificultades para el peatón.
Si es necesario, deberían endurecerse las normativas que castigan las transgresiones.
No se puede seguir manteniendo las ciudades en estado salvaje, donde veredas son utilizadas como vía para circulación de biciclos motorizados.
Las urbes necesitan adecuarse a los tiempos modernos y respetar la calidad de vida de las personas, dando prioridad a los peatones antes que a los vehículos.
Y para comenzar a ordenar el caótico tránsito, bien se podría iniciar el trabajo sancionando a los motociclistas.