15 jun. 2025

La ciudad donde los “zorros” son carteros

Por Jorge Torres Romero
jtorres@uhora.com.py

La entrega de una tarjeta de felicitaciones a algún legislador por el día de su cumpleaños o una invitación a alguna oenegé para que participe de un acto oficial de la Municipalidad de Asunción, es la tarea que diariamente realizan algunos agentes de tránsito.
La base cinco, donde funciona el centro de operaciones de la Policía Municipal de Tránsito (PMT), aguarda alrededor de las 7.30, una llamada de la señorita Mabel, secretaria de la Dirección de Protocolo de la Municipalidad, quien avisa que están listos los paquetes que deben ser distribuidos durante el día.
Tras el llamado, un agente a bordo de una patrullera acude hasta el piso sexto del bloque A de la institución en busca de la encomienda. Al retirar, va nuevamente a su base central y desde allí clasifican los sobres de acuerdo a las zonas. Hecha esta tarea, otra patrullera distribuye los paquetes a las distintas bases, para luego desde allí proceder a la entrega de acuerdo a las direcciones especificadas por protocolo.
La unidad que más actividad tiene es la ubicada en 14 de Mayo y Playa, detrás del Congreso, debido a que se encuentra en pleno centro y la mayoría de los sobres son distribuidos en el área. Una vez finalizada la cesión de las encomiendas, cada base debe completar la planilla de acuse de recibo que confirme la distribución de los sobres para luego al final de la jornada ser remitida nuevamente a la Dirección de Protocolo.
El agente de Tránsito Rubén Corvalán, de la Base 4, ubicada debajo del viaducto de General Santos, confirma que el traslado de sobres a diferentes instituciones es una tarea que vienen realizando desde hace varios años y que no es propia de esta administración.
Según el organigrama de tareas que debe desempeñar la PMT, en ningún lado figura la distribución de encomiendas, por lo que se desvirtúa la profesión de los agentes, quienes son capacitados para controlar el tránsito vehicular y velar por el cumplimiento de las ordenanzas municipales por parte de los conductores.
Además de irregular, esta situación resulta denigrante para los inspectores de tránsito, puesto que ellos para acceder al cargo son previamente sometidos a una rigurosa formación y un entrenamiento que dura meses, por lo que encomendarles una tarea que no les corresponde, es como mínimo una falta de respeto. ¿Con qué autoridad moral las autoridades municipales van a venir a exigirnos a los ciudadanos que cumplamos con nuestras obligaciones si ellos son los primeros en pasar por alto las suyas?
Ahora comprendemos la razón por la que el tránsito en la capital es cada día más caótico: los que deberían estar velando por el orden y la seguridad vehicular, están repartiendo encomiendas de la intendenta.