Las esculturas, de dos metros de alto, representan a una mujer hecha de ciprés y a un hombre de roble.
La idea del ministro es decorar este espacio con distintos elementos propios de las culturas originarias de Chile, por lo se espera que iniciativas como esta se repliquen en el tiempo.
“Los cancilleres, los primeros ministros y las autoridades que nos visitan desde el extranjero deben ver lo que somos”, afirmó Muñoz.
El canciller agregó que “la diversidad de nuestros pueblos originarios es quizás lo más rico que tenemos. Por eso pensé que debíamos dar un primer paso para demostrar lo que somos y por eso le pedí a Antonio que pudiese trabajar con nosotros y traer lo que hoy día estamos inaugurando”, agregó.
Al momento de recibir las figuras, Muñoz participó en una ceremonia ritual donde el creador de estas piezas desprendió su energía de las figuras.
Paillafil explicó que los “chemamull”, cuyo origen se remonta al año 1.250, cumplen un rol de protección.
El maestro artesano Paillafil empezó a construir este tipo de figuras cuando tenía diez años y hasta ahora a realizado más de 3.000 piezas similares.