25 abr. 2024

Julieta Venegas mostró su veta reflexiva y empática

Julieta Venegas volvió a cantar en Paraguay, después de una larga ausencia de 15 años. No vamos a caer en el cliché de decir que valió la pena la espera, pero estos años hicieron mella y sirvieron para que el público paraguayo se reencuentre con una Julieta más íntima, reflexiva, personal, cercana, solidaria y sorora con la problemática tan creciente e incontenible en Latinoamérica de la violencia contra las mujeres.

Y vamos a hacer hincapié en este punto porque fue como el hilo conductor que unió todo el concierto que dio el sábado último en el Teatro del BCP ante un público contento y emocionado de volver a escucharla en vivo.

Julieta vino a presentar –además de sus temas de siempre, los de amor, desamor y despecho, como ella misma los catalogó–, el nuevo sencillo de su próximo disco, que aún no salió a la venta, que se titula Caminar sola, una oda al temor que sienten las mujeres al salir solas a la noche.

“Me quiero quedar aquí bailando, pero no puedo no, no, no puedo, porque tengo miedo de salir a caminar sola por ahí”, dice el estribillo de la canción, que la intérprete y autora comentó que la escribió después del miedo que sintió al salir una noche de fiesta con sus amigas. “Tuve miedo, no quise salir”, señaló.

Pero la conciencia de Julieta sobre la violencia femenina no viene de ahora, pues ya antes había publicado una canción que pasó casi desapercibida en su extensa y prolifera discografía, que se titula Mujeres y que el público que asistió al concierto tuvo el privilegio de escucharla cantar en directo a la mexicana, casi por casualidad. Una mujer del público le gritó casi insistentemente durante todo el concierto que cantara Mujeres, a lo que la cantante respondió “Al ratito la canto”, pero en realidad, ni la tenía incluida en su setlist, en donde figuraban algunos temas nuevos y sus clásicos de siempre, esos que todo el teatro coreó a rabiar cuando las cantó.

Ya al volver por segunda vez al escenario, con el bis, Julieta comentó al público que no tenía previsto cantar Mujeres, pero ante la insistencia de la fan, decidió cantarla, sentada al piano. “La canto porque me lo pediste”, le reafirmó a esa mujer misteriosa, que no logramos identificar en la oscuridad de la sala.

“Pañuelo en mano para nombrar, a cada mujer desaparecida, cada muerta solitaria, por quién no hicimos nada”, cantó Julieta ante el silencio absoluto de un público que escuchó, por primera vez, atento y estremecido, por la letra tan dura y a la vez tan descriptiva de la cruda realidad de violencia experimentada en Latinoamérica por las mujeres. La intérprete pidió a todos que reflexionaran sobre estos hecho cada vez más reiterativo y cruel que costó la vida de miles de mujeres.

Julieta también demostró su gran talento para los instrumentos, pues alternó sobre el escenario tocando un piano de cola, su clásico acordeón, con el que se hizo conocida, y una guitarra ukelele. A cada canción antecedía una introducción de la artista, que relataba a los presentes las razones por las cuales escribió tal o cual canción, dejando patente que la mayoría las compuso para describir el amor, el desamor, incluso el despecho, la rabia o el miedo que sintió ante una situación determinada.

La comunicación con el público fue fluida y agradable, con algunos momentos bien simpáticos, en que la artista hizo gala de su gran carisma y capacidad para generar una compenetración total con el público que fue a escucharla y que seguro salió muy satisfecho por el show brindado por la mexicana.

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