Desde sus primeros pasos, la revolución del jean se reflejó también con un gran impacto en la economía. En Paraguay, en la actualidad, la industria cuenta con aproximadamente 200 empresas que se dedican al rubro y que emplean directamente a más de 30 mil personas, desde la producción hasta la comercialización, según los datos de la Asociación Industrial de Confeccionistas del Paraguay (AICP), referidos por su presidente Diego Daud. Esto hace que la industria textil en ese sector cuente con un movimiento aproximado de unos 200 millones de dólares en toda la cadena de valor, desde la importación hasta la comercialización a nivel interno. Y en la exportación, según los mismos datos del AICP, del 2019, unas 11 empresas sumaron unos 50 millones de dólares por año.
más allá del blue jean. Las posibilidades del denim son infinitas, según comparte Yamil Yudis Yaluff, diseñador y asesor denim. “Lo interesante del tejido es que gracias a su estructura tradicional (sarga), que se elabora con hilos de trama (color crudo o blanco) y urdimbre (hilos teñidos en color azul índigo), las posibilidades de su reinvención son interminables”, destaca. Características que, según resalta, amplían el universo del denim y permiten que su trabajo como asesor pueda hacerlo desde cualquier punto de vista, tanto desde la experimentación, la reinversión de un nuevo producto o la búsqueda de un concepto.
Así, defiende que el tema se abre a múltiples escenarios de experimentación. Por ejemplo, en el caso del color, que del característico “azul índigo”, se puede pasar a las otras tonalidades de azules: oscuros, medios y claros, pasando por las gamas de negro y grises, hasta llegar al color blanco, con el único límite de la imaginación.
Para el asesor, su trabajo con el denim es una pasión, que forjó gracias a que su padre trabajaba en el rubro de la elaboración, recuerda. Lo que además le lleva a destacar el nivel de profesionalismo e investigación que existe en estos días, valorando el camino que iniciaron las primeras empresas que apostaron por la fabricación local con varias marcas, entre ellas, Martel.
A nivel mundial, la popularidad de la prenda se debe, sin dudas, a la versatilidad, el confort y la capacidad de reinversión. Según recalca Yudis Yaluff, estos son los elementos que posicionan a este producto como el más solicitado y variado.
“Existen prendas de marcas de alta gama y muy aspiracionales, elaboradas por diseñadores de autor, marcas referentes en el mundo y también infaltables en el mercado de masas, que pueden llegar a tener precios desde 8 a más de mil dólares por prenda”, enfatiza.
Yamil se encuentra actualmente investigando los denim del Japón, rescatando los aspectos de elaboración del tejido, teñido de los hilos, moldería de las prendas, la manera de cómo lavarlos y hasta cómo usarlos, comenta. Y con lo que concluye que en base a eso podría decir que hoy, las marcas japonesas están dentro de sus cinco elegidas. Y como referentes le es imposible hablar de jean sin nombrar a Levi’s, Diesel y Evisu.
En Paraguay, refiere el diseñador, uno de los modelos más requeridos es el Five Pocket Jeans (pantalón 5 bolsillos), que sería el modelo clásico, que se presenta con una diversidad de lavados, tejidos y calces, concluye.
La historia. El 20 de mayo de 1873, a Jacob Davis y Levi Strauss se les otorgó la primera patente para los pantalones que hoy conocemos como jeans. La idea llegó de Jacob Davis a Levi Strauss, según se recoge en la página web oficial de la marca Levi’s. En la publicación se señala que Davis, un sastre local, buscaba un socio comercial para un diseño de pantalones de trabajo con remaches para hacerlos más resistentes a los requerimientos de la industria; y llegó a Strauss, un comerciante nacido en Bavaria que se mudó a San Francisco desde Nueva York para abrir un negocio de venta de textiles al por mayor durante la fiebre del oro.
El primer diseño de blue jean se conoce como XX. La prenda tenía un solo bolsillo atrás, un bolsillo para el reloj, un cordón, botones para tirantes y un remache de cobre en la entrepierna. Recién en 1918 aparecen las versiones para las mujeres. Los primeros jeans, lejos de los pantalones ajustados que se ven a diario, fueron túnicas-pantalón denominadas Freedom-Alls, dando alusión a la libertad de movimiento que brindaban a las mujeres en comparación con las polleras. Antes, aparecieron en 1912 los petos para niños, que eran piezas enterizas que prometían gran confort. Y, finalmente, en 1934, llegaron los Lady Levi’s, los primeros vaqueros para mujer, “hechos de tela vaquera preencogida y creados con muchas de las características de los vaqueros 501 para hombre”, según la referencia de la marca.
Para destacar la figura femenina en ese entonces se optó por una cintura alta y ajustada. Los pantalones 501 son los clásicos de la marca y deben su nombre al número de remisión del lote.
ícono. Es imposible pensar la moda sin los blue jeans; estas prendas son, sin duda, las más versátiles, coqueteando entre lo formal e informal.
Una época dorada y rebelde
Fue en los 50 cuando el pantalón de jeans o denim ganó popularidad y empezó a ser una prenda “must have” (que se debe tener), destaca el diseñador y asesor Yamil Yudis Yaluff.
Y si se habla de los años 50, es innegable la influencia del actor James Dean, quien con su imagen rebelde impuso la moda del jeans con más fuerza. Dean era un referente de los adolescentes, que desde la gran pantalla conquistó con los sueños de rebelión con su papel en El rebelde sin causa. La película provocó que la moda vaquera se extendiera, incluso, entre las adolescentes, en una época en la que el pantalón pasaba por una prohibición en las escuelas americanas por ser considero de mala influencia.