Hace varias semanas, los pilotos civiles paraguayos llevan adelante una lucha que tiene como fin impedir que la Cámara de Senadores modifique el artículo 93 del Código Aeronáutico. La iniciativa establece que las aeronaves con matrícula paraguaya o arrendadas por explotadores nacionales podrán ser operadas por pilotos extranjeros (sin fijar límite de tiempo), algo que el actual Código no permite.
La intención de los senadores despertó el rechazo casi unánime del sector aerocomercial paraguayo y los pilotos declararon que perderían sus puestos de trabajo. Para hacer un recuento, este proyecto de ley tuvo su origen en la Cámara de Diputados ya el año pasado, pero la iniciativa tenía un tinte muy diferente.
La propuesta original estipulaba que todas las aeronaves paraguayas serían pilotadas solo por profesionales nacionales.
En el caso del arribo de nuevas empresas aéreas, para convertirse en aerolíneas de bandera (como TAM, la desaparecida Sol del Paraguay y la anunciada Paraguay Airlines), los pilotos extranjeros debían quedarse en el país como máximo un año, y en ese ínterin capacitar a los aviadores nacionales (invertir en ellos), quienes los reemplazarían totalmente al término de los 365 días, para quedar un personal completamente paraguayo. El proyecto fue aprobado unánimemente en la Cámara Baja, pero en el Senado mutó.
Las sugerencias de modificaciones fueron hechas por la propia Dinac y la aerolínea TAM. Ambas instituciones adujeron que en el país no existían muchos pilotos calificados para operar aviones de gran porte y que además se podría atentar contra nuevas inversiones de aerolíneas, si el Código exige que solo los paraguayos sean los pilotos.
Me parece más que coherente que los aviadores defiendan sus empleos y los años que destinaron para entrenarse. Pero la Dinac tiene algo de razón en afirmar que volar un avión es algo demasiado delicado que requiere personal idóneo, ya que son cientos de vidas las que están en riesgo.
Sin embargo, para ello es que justamente se debe apostar, formar y proveer recursos a los profesionales paraguayos. El espacio aéreo es sagrado, es soberanía. No considero que exigir contratar a pilotos nacionales haga caer las inversiones.
Además, si una aerolínea goza de los privilegios del Estado (exoneraciones, disponibilidad de rutas) por ser de bandera, es más que justo que emplee a los paraguayos.
Todo se reduce a la gestión. Si la Dinac mejora su gestión, se logra tener un aeropuerto moderno, eficiente, se elimina la corrupción y el padrinazgo político, obvio que se podrá atraer inversiones, manteniendo la soberanía. Pero para ello parece que faltan muchas horas de vuelo.