Los cirujanos debieron inventar un tubo apicoaórtico, ya que la paciente estaba muy deteriorada tras permanecer casi tres meses en terapia intensiva y después de varios procesos de rehabilitación ya no podía esperar a que llegue el insumo de EEUU.
El jefe del Departamento de Cardiología Pediátrica, Prof. Dr. Jorge Jarolín, explicó que la paciente necesitaba de una prótesis que no se tiene disponible y se debe hacer pedido en EEUU, ‘‘porque mundialmente no se trata de una patología frecuente. Entre confección, llegar al país, trámites de aduana, el registro sanitario, puede demorar mucho y la paciente no podía esperar más, cada vez se deterioraba más”.
Ante esto tuvieron que hacer uno de fabricación artesanal en plena sala de operaciones, con todos los medios de asepsia, usaron tres tipos de tubos biológicos simples, uno rígido, otro flexible más una válvula y lo fueron uniendo. El cardiocirujano no cree que se haya hecho en el país algo similar, pero que en el extranjero pudo ver algunos casos.