Martin Campbell (responsable de resucitar la saga de James Bond) desempolvó la miniserie de la BBC que dirigió en 1985 para entregar una película que le sirve a Mel Gibson para retornar a un papel protagónico después de Señales (2002).
Y fue una buena decisión de su parte. Ciertamente, él es uno de los pilares que sostienen la atención en este thriller, donde un padre intenta vengar la muerte de su hija. Por supuesto, hay alta corrupción e intriga en juego, pero, para quien lo ha perdido todo, llegar a la verdad no tiene obstáculos, sea quien sea el enemigo. Con su rostro marcado por el tiempo y una expresión de dolor contenido, Gibson se gana nuestra empatía.
Otro eje que mantiene el interés es el carisma de Ray Winstone. El inglés se roba las escenas en donde aparece su intrigante personaje. ¿Quién es? ¿Cuál es su verdadera misión? “Hago las cosas ininteligibles”, afirma. Aparentemente, su “trabajo” tiene algo del de Harvey Keitel en Pulp Fiction, pero con cierta filosofía detrás. Se disfruta su presencia, pero no deja de molestar que el filme no dé muchas respuestas.
Ciertamente, existen puntos flojos en el relato. Hay algunos huecos y ambigüedades, un exceso de fantasmagóricos flashbacks y una pizca de previsibilidad. Sin embargo, los intérpretes, bien realizadas secuencias de acción y la inserción de agudas líneas de diálogo (especialmente los que se dan entre los “villanos”), hacen que la balanza se equilibre y no quede en un valor negativo.
Es, no obstante, un filme que no quedará en el recuerdo más que por el hecho de haber sido elegido por Gibson para volver, luego de una larga pausa marcada por varias metidas de pata.
AL FILO DE LA OSCURIDAD
(Edge of darkness), EEUU, 2009.
Calificación: * * * (Buena)
Dirección: Martin Campbell
Guión: William Monahan y Andrew Bovell, basado en una miniserie de la BBC.
Reparto: Mel Gibson, Ray Winstone, Danny Huston, Denis O’Hare, Bojana Novakovic, Jay O. Sanders.
Duración: 117 minutos.
Al filo de la oscuridad