La violencia que se suele ver en los motines, con ajusticiamientos y otras formas de marcar el territorio, se está trasladando a los barrios, donde también tienen dominio los grupos criminales.
El subcomisario Rigoberto Méndez, subjefe de la Comisaría 24 Metropolitana, ubicada en el Bañado Sur, indicó que deben doblar esfuerzos para realizar las patrullas en la zona, para evitar que se den enfrentamientos mortales entre dos familias antagónicas, que causan zozobra en el barrio por su constante enfrentamiento.
Por una parte está la familia Ríos, que responde al clan Rotela y no acepta ningún tipo de competencia en la zona, por lo que está en constante disputa con la familia Ledesma, que al parecer recibe ayuda de otras facciones criminales que operan en el país.
El comisario Ignacio Muñoz, del Departamento de Investigaciones, había manifestado a ÚH que ese enfrentamiento ya se cobró varias víctimas.
En mayo pasado, hubo una gresca con intercambio de disparos, que alcanzó a una niña de 10 años, que afortunadamente logró sobrevivir.
“Estamos en constante recorrida por la zona, en coordinación con personal de Investigaciones para evitar algún tipo de hecho ilícito”, expresó el subcomisario Méndez, que hace 20 días trabaja en la Comisaría 24, una de las más sensibles del área metropolitana.
TIROS. El jefe policial expresó que una de las problemáticas más grandes de la zona es el consumo y la comercialización de crac, que deriva en otros delitos que obligan a los agentes a estar en alerta constante.
Por los pasillos, en medio de casas precarias, circula en gran cantidad la droga que está matando la esperanza de los jóvenes y sus familias. “Nosotros vamos con la patrullera, pero cuando nos ven ya se esconden. Es una zona muy difícil”, recalcó.
ILUMINACIÓN. Los vecinos, en su mayoría, se muestran temerosos a brindar una opinión, por temor a represalias.
Sin embargo, indicaron que la mayoría de los enfrentamientos entre bandas se dan por la noche, aprovechando la escasa iluminación que existe en la zona. “Hacen falta más alumbrados públicos por acá. En las plazas y en las calles. Así como estamos, les facilitamos la tarea a las pandillas”, expresó una de las pobladoras del barrio.
Los lugareños están preocupados por la cantidad de niñas y mujeres que ingresan al mundo delictual, debido al consumo de drogas, y manifestaron que la comisaría no cuenta con personal femenino para poder detenerlas.