Recalde reconoció que en algunos casos los nativos entran a cazar en las estancias, cuyos propietarios contratan a guardias de seguridad privada, que actúan como verdaderos sicarios contra los indígenas, disparando directamente a matar, incluso cuando solo se dirigen hacia el lugar sin ingresar en las estancias.
El hecho registrado el viernes último en Yukyry fue un ataque directo, sin motivo aparente, conforme a la versión de Recalde. Resultó víctima Bernardo Escobar Piris, quien acusó un disparo en el brazo izquierdo. El autor iba como acompañante en una motocicleta. Ambos fueron reconocidos como guardias de la estancia San Marcos.
La estancia es colindante con la comunidad indígena. “Opa jeýma la ore y (terminó otra vez nuestra agua)” habría dicho uno de los desconocidos a Escobar Piris al momento de llegar a la casa. Supuestamente, en otra ocasión llegaron a la vivienda a pedir agua y ahora volvieron con el mismo pretexto, pero con intención de matar al nativo.
El conductor, que hablaba con acento portugués, le dijo al acompañante que le mate al indígena de acuerdo con un reporte de agentes de la subcomisaría de la colonia Santa Lucía. En el lugar quedó una vainilla servida de pistola calibre 9 mm y el termo que trajeron los capangas.
TORTURAS. “Otro hermano indígena fue aprehendido el año pasado y peluqueado con cuchillo. Mucho le jugaron, pero se salvó por suerte. Actúan como sicarios y la comunidad está atemorizada. A veces, algunos entran para cazar porque los animales salen de la reserva y los persiguen con perros. No hay seguridad porque la comunidad está acorralada por los estancieros”, afirmó Recalde.
La otra preocupación es que por Yukyry cruza una calle vecinal que comunica el distrito de Itakyry con el de Nueva Esperanza y muchas personas desconocidas cruzan por el lugar. Son 85 familias de la parcialidad Ava Guaraní los que residen en el lugar.
“Hicimos lo que corresponde, la denuncia en la comisaría y la Fiscalía. Ojalá se haga justicia. Aquí pasan muchas cosas y nadie quiere denunciar porque reciben represalias. Son gente de mucha plata y la justicia es barata y los que no tenemos recursos terminamos perdiendo”, reflexionó.
Otro indígena, Celso Mareco Guanes, (38), fue asesinado de un disparo en la cabeza a inicios de este año, en la estancia Imbu II, vecina de la comunidad Yukyry. Encima, el caso fue denunciado como invasión de inmueble.
La víctima estaba acostada en una hamaca con su hija, en su domicilio, cuando uno de los guardias de seguridad de una estancia colindante con la comunidad Yukyry le disparó a matar.