Las protestas continuaron ayer en vísperas de una jornada de huelga general en Cataluña, que en Barcelona coincidirá con la llegada de cinco marchas procedentes de otras tantas ciudades de esta región española.
La jornada comenzó con una marcha de estudiantes en huelga, 25.000 según la policía. Por la tarde hubo una concentración de ambiente festivo, con 13.000 participantes, a la que acudieron jóvenes que pasaron el rato jugando a la pelota o a las cartas.
Sin embargo, al acabar esta apareció un grupo de radicales que levantaron barricadas en las calles con contenedores de basura y le prendieron fuego a algunas de ellas.
Las protestas forman parte de la desobediencia civil desatada después de que el lunes, el Tribunal Supremo español impusiera a nueve dirigentes independentistas penas de hasta 13 años de cárcel, por su implicación en la tentativa de secesión en 2017.
“Puede haber antisistemas o gente harta de ver que todo es puertas cerradas, unos jóvenes que se contagian y se dejan llevar, pero los catalanes no quieren ir por esta vía de la violencia”, comentó Julio Martínez, un prejubilado de 63 años que fue a protestar con su hijo Daniel.
“Todos sabemos que esto no puede aguantar mucho más porque la gente no puede seguir faltando a clase o al trabajo. Pero de momento aquí seguimos”, añadió Roger Vilaclara, un estudiante de 22 años.
La movilización tendrá su punto culminante hoy viernes, con la llegada a Barcelona de las cinco marchas y la huelga general prevista. AFP