En un año difícil, cuando la economía está comenzando a mostrar signos de recuperación, y con una población aún sufriendo los efectos de la grave crisis generada por el Covid-19, con tantos trabajadores que se han quedado sin el sustento para sus familias, el Poder Legislativo tomó la decisión de aprobar el Presupuesto General de la Nación (PGN) 2022. Este plan de gastos para el próximo año fue elaborado a la medida de sus intereses y ambiciones.
A pesar del receso parlamentario, los diputados seguirán recibiendo G. 3.500.000 para combustible. De esta manera, cada diputado recibirá cada mes vales de combustible, además de una dieta de G. 33 millones, y el beneficio incluso les será adjudicado durante el periodo de vacaciones, también conocido como receso parlamentario.
La Cámara Baja mantiene el sistema de trabajo mixto, por el cual, un porcentaje de sus miembros sesionan a nivel remoto, desde sus domicilios, por lo tanto no se justifica que reciban este rubro.
Las instituciones del Estado han debido hacer cortes en su presupuesto, considerando el contexto de crisis tanto sanitaria como económica y social que muchos ciudadanos atravesaron por altos gastos que genera la enfermedad, así como también la pérdida de empleos. Para enfrentar todo esto, el Gobierno asumió deudas para seguir manteniendo a la función pública y cubrir los millonarios costos de la salud. Esta es una deuda que deberá ser pagada por todo el pueblo paraguayo, por tanto se tuvieron que haber cortado todos los gastos superfluos, como señal de respeto de los parlamentarios para con aquellos que sostienen con el pago de sus impuestos la pesada carga de mantener al Estado paraguayo.
Y mientras el pueblo pagará esos vales de combustible para políticos que ni siquiera participan presencialmente de las sesiones, las patrulleras de la Policía Nacional tendrán muchos menos recursos para proteger a la ciudadanía. Por día, los legisladores tendrán G. 117.000 para gastar en sus vehículos; mientras que las patrulleras policiales solamente tienen asignados G. 50.000. G.
También es digno de mencionar que otros privilegios fueron aprobados en el Parlamento, como el que los senadores aceptaron, y por el cual se autoexceptúan de cumplir con la Ley de Racionalización del Gasto para las contrataciones de nuevo personal, nombramientos y hasta para las promociones de cargo. Gracias a eso los legisladores van a poder contratar a sus parientes y llenarse de asesores.
Los odiosos privilegios que se autoasignan los parlamentarios determinan que en el Paraguay hay diferentes categorías de paraguayos, los de primera, que son los que viven con privilegios, y los de segunda, que son los que deben trabajar arduamente para poder mantener los privilegios de unos cuantos.
Es insultante para los ciudadanos que llevan casi dos años realizando grandes esfuerzos para sobrellevar la crisis por la pandemia del Covid, aún no superada, pues ese esfuerzo debería ser recompensado por sus representantes con una mejor labor. Este pueblo empobrecido no debe sostener los abusivos privilegios de una clase política que solo decepciona sus expectativas.