Asiduo a los golpes de efecto, el mandatario socialista amenazó con dimitir en una carta de cuatro páginas que publicó el pasado miércoles en su cuenta en la red social X, sin siquiera informar antes a sus ministros más cercanos, según han admitido algunos de ellos.
Un gesto sin precedentes que buscaría, según varios analistas, dar un golpe en la mesa y recuperar la iniciativa frente a la oposición de derecha, en medio de una extrema polarización de la vida política española.
En su misiva a los españoles, Sánchez denunció “la gravedad de los ataques” contra él y su esposa, enmarcados, a su juicio, es una campaña de “acoso” y desestabilización emprendida por la derecha y la extrema derecha “que no aceptan el veredicto de las urnas”.
La apertura de la investigación judicial contra su esposa, Begoña Gómez, por presunto tráfico de influencias y corrupción, a pedido de una asociación ligada a la extrema derecha, estaría inserta en esta campaña, estimó Sánchez.
“Sánchez es un animal político” que “ha decidido que pasa al ataque”, para intentar “cambiar las coordenadas de la conversación” pública, dijo a AFP Oriol Bartomeus, politólogo de la Universidad Autónoma de Barcelona.
“Da un golpe sobre la mesa” con la finalidad “de volver a poner el foco donde él quiere”, señaló de su lado Paloma Román, doctora en Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid.
FACTOR CONFIANZA. El presidente del Gobierno, que canceló todas sus actividades públicas, incluida su participación en los actos de inicio de la campaña para las cruciales elecciones regionales del 12 de mayo en Cataluña, anunciará su decisión a la prensa.
Los analistas creen que una de sus opciones es decidir someterse a una cuestión de confianza en el Parlamento, para demostrar a España que él y su gobierno en minoría siguen contando con el apoyo de la mayoría en el Congreso de los Diputados.
El independentista catalán Carles Puigdemont, aliado impredecible del Gobierno, instó a Sánchez a someterse a dicho examen parlamentario, una opción poco arriesgada ya que para superarlo necesita solo una mayoría simple de los diputados.