Los efectos de la crisis climática y una sequía prolongada se asocian a incendios intencionales para provocar fuegos calificados de “descomunales” y “extraordinarios” que los medios tecnológicos disponibles no alcanzan para controlar. A pesar de cierto alivio que llegó en el transcurso del fin de semana con lluvias y baja de temperaturas, “la situación sigue siendo extremadamente compleja”, según dijo el secretario de Control y Monitoreo Ambiental, Sergio Federovisky, a Televisión Cooperativa.
El avance del fuego ha quemado 785.238 hectáreas, lo que representa un 8,8% de la provincia que limita con Paraguay, Brasil y Uruguay, de acuerdo al último informe de evolución de los incendios del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) publicado el 16 de febrero.
Según el Ministerio de Ambiente, este martes permanecían activos diez incendios y otro controlado en Corrientes, donde el Gobierno ha desplegado cinco aviones hidrantes, un avión observador y tres helicópteros, junto con otros 188 brigadistas y personal de apoyo convocados por el Servicio Nacional de Manejo del Fuego (SNMF).
“Esto no se apaga hasta que no llueva”, explicó a EFE el director de Operaciones de bomberos voluntarios de la provincia de Buenos Aires, Ramón Pared. EFE