La región es escenario de incendios desde hace varias semanas. Los satélites del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe) detectaron 2.256 focos en la zona del 1º al 12 de noviembre, once veces más que en todo ese mes en 2022.
Al borde de la Transpantaneira, una carretera de tierra que atraviesa el Pantanal, una zona que debería estar completamente inundada se reduce a un pequeño estanque.
Algunos caimanes intentan nadar, pero otro yace sin vida fuera del agua.
Un puercoespín yace muerto sobre una alfombra de cenizas en una zona boscosa totalmente calcinada.
“Probablemente murió al inhalar el humo”, dice Aracelli Hammann, del equipo de voluntarios del Grupo de rescate de animales que se encuentra en el Parque del Encuentro de las Aguas, una de las zonas más afectadas del estado de Mato Grosso (centro oeste).
Según los datos recogidos por la ONG Instituto Centro de Vida (ICV), 32% de la superficie del parque fue alcanzada por las llamas que destruyen la vegetación desde hace más de un mes.
El otro frente de incendios está en el Parque Nacional del Pantanal Matogrossense. Casi una cuarta parte de su superficie se quemó.
“La situación está totalmente fuera de control”, lamenta Gustavo Figueiroa, biólogo y dirigente de la ONG SOS Pantanal.
El Pantanal se extiende por más de 170.000 km2, al sur de la Amazonía, en los territorios de Brasil, Bolivia y Paraguay. Según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), es hogar de 656 especies de aves, 159 mamíferos, 325 peces, y más de 3.500 especies de plantas.