Previo a la precipitación el panorama ya se ponía desolador con la falta de agua en los tajamares para dar abastecimiento a la producción ganadera y agrícola, y principalmente para el consumo humano ya se notaba la escasez del vital líquido, más todavía para la higiene ya que ante todo se debe prevenir el Covid-19.
La precipitación que cayó aplacó el polvo y el humo del ambiente producto de las quemazones que se producían en el monte, la vegetación ya necesitaba de una buena regada y de una forma muy atípica para los pobladores cayó la lluvia que, según la referencia que se tiene, en agosto casi no se registra.
El efecto de la prolongada sequía se sentía en la zona rural, donde existe producción ganadera y en comunidades lejanas del río Paraguay, como Toro Pampa, San Carlos, María Auxiliadora, el establecimiento educativo Ñu Apu’a y las comunidades indígenas que pertenecen al distrito de Fuerte Olimpo, esta vez tuvieron un poco de alivio ya que hasta hace poco se abastecían de camiones cisternas.
Aunque la lluvia no fue en cantidades iguales registrada en cada lugar, la mayoría de los vecinos se mostraron satisfechos ya que es necesaria después de una larga ausencia.
La precipitación, en síntesis, aplaca los focos de incendios en el bosque del Chaco, abastece de agua los tajamares y aljibes de los pobladores y productores de la zona.
Hasta el momento prevalece el clima nublado y aparentemente según las predicciones del clima, los próximos días podrían registrarse más lluvias en el Chaco.