A tomar el compromiso con el prójimo. Monseñor Adalberto Martínez, arzobispo de Asunción, recordó a los católicos que como cristianos están llamados a dar testimonio de la Resurrección del Señor en la vida cotidiana, ‘‘siendo luz y sal en una sociedad oscurecida y enferma por la corrupción y la impunidad’’.
Esto lo expresó durante la misa de Vigilia Pascual que se realizó anoche en la Catedral Metropolitana de Asunción. El arzobispo puntualizó en su homilía que tanto la corrupción como la impunidad privan a pobres, indígenas, campesinos, jóvenes, adolescentes, niños por nacer y a los ancianos, mujeres y a los más frágiles y vulnerables de lo que les corresponde en justicia por su dignidad como ciudadanos e hijos e hijas de Dios. ‘‘Cristo resucitado nos convoca a trabajar por el bien común para favorecer una vida nueva y plena de todos en nuestra sociedad, luchando decididamente para mitigar e, incluso, erradicar la pobreza y la indigencia en que viven miles de compatriotas. Erradicar los escombros que sepultan las esperanzas de un mañana mejor’’, indicó. Ante esta realidad, el arzobispo fue enfático en advertir que el día de hoy no se puede ser testigos de la Resurrección y quedar indiferentes ante ‘‘nuestros hermanos sufrientes que gritan al cielo ante la falta de techo, de empleo, de salud y educación de calidad, de seguridad’’. También destacó que esta Resurrección de Cristo debe impulsar a trabajar por la liberación de quienes sufren situaciones como la esclavitud de la adicción a las drogas, los secuestros, de la violencia intrafamiliar, la trata de personas, del abuso de menores, de homicidios y feminicidios, como así también la ignorancia y la falta de oportunidades. Para hacer frente a estos desafíos, Mons. Adalberto sostuvo que se necesitan dirigentes que vivan con pasión su vocación política como servicio al pueblo, solidarios con sus sufrimientos y sus esperanzas; es decir, ser ‘‘políticos que antepongan el bien común a sus intereses privados, que no se dejen amedrentar por los poderes invisibles, que estén abiertos a escuchar y aprender en el diálogo democrático, que combinen la búsqueda de la justicia con la misericordia y la reconciliación’’. El religioso comentó que los dirigentes deben forzarse para practicar la virtud de la empatía, de vivir con la gente y como la gente del pueblo, sintiendo, escuchando sus necesidades y sufrimientos. Solo así, con honestidad y buena voluntad, podrán comprender el clamor de los más pobres y trabajar por el desarrollo humano integral, como camino para el logro del bienestar y la felicidad de cada uno de los habitantes del suelo patrio. Laicado
Este año la Iglesia Católica paraguaya lo dedica al laicado, por eso monseñor Martínez insistió que en particular los dirigentes políticos están llamados a trabajar por una política al servicio del bien común, ‘‘a ser artesanos de la paz, del diálogo, en situaciones de turbulencias y de conflictos, escuchando los reclamos sociales y promoviendo la justicia y la equidad’’. Asimismo, el metropolitano refirió que la paz y la justicia van de la mano para construir una sociedad libre de corrupción corporativa y personal ‘‘que como el cáncer destruye el tejido moral de la nación’’. ‘‘Este es el sueño y la misión, reconstruir el tejido moral y social del país, con los valores del Evangelio, servicio de justicia y misericordia buscando redimir a los descartados de sus postraciones históricas’’, concluyó el arzobispo.
VIGILIA. Arzobispo insta a no quedar indiferentes ante el prójimo si somos testigos de la Resurrección.
SIN EL CALVARIO DEL COVID
Cristo resucitado nos convoca a trabajar por el bien común para favorecer una vida nueva y plena luchando para erradicar la pobreza, la indigencia.
Adalberto Martínez,
arzobispo de Asunción.