La orden de detención dictada por un juez brasileño contra el ex presidente Horacio Cartes tuvo en su momento el impacto de una suerte de sismo político. El pequeño terremoto no consiguió, sin embargo, hacer reaccionar a la Justicia paraguaya.
Ante el impacto de la noticia, tanto el Ministerio Público como el Poder Judicial reaccionaron, primero, no haciendo nada y, después, actuando muy tarde. Las acusaciones en contra del ex presidente Horacio Cartes eran lo suficientemente graves como para dañar la imagen del país y, no obstante, la Fiscalía prefirió guardar silencio, lo que ya hacía pensar en alguna presunta complicidad de sectores políticos.
La Justicia del Brasil desconfiaba que el ex presidente había ayudado a esconder el patrimonio de Darío Messer, que también lo había asistido cuando se encontraba prófugo y que le dio a Messer USD 500.000 a través del empresario Roque Silveira. Darío Messer es considerado el líder de un esquema de supuestas extorsiones y lavado de dinero de unos USD 1.652 millones.
La Fiscalía paraguaya ya había abierto una investigación sobre el caso Messer en mayo de 2018, cuando era considerado prófugo de la Justicia y se presumía que estaba oculto en el Paraguay, protegido por amigos en el poder, pero aquella investigación quedó paralizada. Después una Comisión Bicameral de Investigación del Congreso recopiló datos mucho más precisos que los de la Fiscalía, como las graves omisiones de informes de organismos estatales como la Secretaría de Prevención de Lavado de Dinero o Bienes (Seprelad), con la intención de ocultar acciones ilegales, pero la Fiscalía no le dio importancia.
Ahora, gracias a una exclusiva de Última Hora, se están confirmando algunas de aquellas sospechas de complicidad. Con la aparición de fotografías que se encontraban en la memoria de uno de los teléfonos celulares de Darío Messer, decomisados por la Policía Federal durante su detención el 31 de julio en São Paulo, agregadas al expediente del Operativo Patrón, se confirma la permanencia del cambista prófugo, ocultado y protegido en viviendas y estancias de Antonio da Mota, entre mayo y setiembre de 2018. Este era un secreto a voces, conocido por referentes políticos y empresariales de Pedro Juan Caballero, así como de la vecina Ponta Porã.
Las autoridades de nuestro país se encuentran hoy en una delicada situación, en el epicentro, de hecho, de un grave caso de complicidad con un delincuente. Lo único que podría ayudar a restaurar en cierta medida algún tipo de respeto hacia nuestro país sería una investigación seria que aclare las acusaciones, y que se apliquen las sanciones que correspondan.
Debe ser aclarado si el hecho de no encontrar a Darío Messer fue por ineficiencia o por complicidad de las autoridades. Se debe investigar, asimismo, la red de protección que acogió al amigo del ex presidente Horacio Cartes, hoy también investigado por el Ministerio Público. Y, finalmente, Fiscalía y Justicia deben hacer un buen trabajo para descartar toda posibilidad de complicidad; es la única manera de que Paraguay ya no sea considerado el paraíso de los delincuentes.