El juicio contra Gil Pereg, imputado por el asesinato de su madre, Pyrhia Sauroussy de 63 años, y de su tía, Lily Pereg de 54 años, en enero del 2019, en Guaymallén, Mendoza, Argentina tuvo un incidente cuando el acusado fue expulsado de la sala por no dejar de maullar.
Se trata del israelí Nicolás Gil Pereg, de 40 años, conocido como “hombre gato” que justificó su mote porque no dejó de maullar desde antes iniciarse el juicio.
Incluso la jueza técnica que dirige el debate, Laura Guajardo, le preguntó: “¿Señor Gil Pereg, este es su nombre?”, y él le respondió con un “miau”, informó La Nación de Argentina.
Tras el episodio fue conducido a una sala contigua conectada al circuito cerrado de video del centro penal de Mendoza, desde donde seguirá el juicio.
Este incidente podría ser utilizado por la defensa técnica del acusado, que ya adelantó que planteará ante el jurado que Pereg, padece de trastornos de salud mental y debe ser considerado inimputable.
Para los peritos psiquiátricos y psicológicos impulsados por la defensa, Pereg sufre de parafrenia (un tipo de psicosis delirante crónica) y de licantropía clínica, que define las alucinaciones que hacen creer que son animales a quienes las padecen.
“La persona se fue degradando con el tiempo. Vivía con 37 gatos a los que llamaba hijos y eso era parte de su delirio. Vivía en condiciones de higiene infrahumanas. No se sentía humano, siempre se consideró gato”, sostuvo el abogado defensor Maximiliano Legrand.
Adelantándose a esta pretensión de la defensa que pretende evitar una condena perpetua, la abogada querellante, Claudia Vélez, afirmó que el acusado “estaba en pleno uso de sus facultades mentales y sabía lo que hacía” cuando asesinó a su madre y a su tía.