Un total de 130 países y jurisdicciones alcanzaron el jueves un acuerdo sobre la fiscalidad internacional que establece un doble dispositivo para el reparto de gravámenes de grandes empresas, en particular en el sector digital (Google, Apple, Facebook, Amazon, entre otras) y un tipo mínimo mundial de al menos el 15% para el impuesto de sociedades.
Únicamente nueve países de los 139 miembros del llamado Marco Inclusivo, han quedado al margen de este compromiso, y se espera que una parte de ellos se sumen de aquí al mes de octubre, cuando se finalice.
La solución se asienta en dos “pilares” para que las grandes multinacionales paguen impuestos en todos los países donde ejercen sus actividades, al margen de que tengan o no sedes sociales, y eso mediante un mecanismo estándar de gravámenes y un dispositivo para la distribución del dinero obtenido.
El secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Mathias Cormann, subrayó que “después de años de trabajo y de negociaciones intensas, este paquete histórico de medidas garantizará que las grandes empresas multinacionales pagan su justa contribución en impuestos en todo el mundo”. Cormann insistió en que este acuerdo no pretende acabar con la competencia fiscal entre países, sino “limitarla” mediante reglas multilaterales, y “tiene en cuenta los intereses de todas las partes, incluidos los de pequeñas economías y países en desarrollo”.
También afirmó que conviene que ahora esto se traduzca en “un acuerdo final” de aquí a finales de año, como se había previsto.
Sin embargo, no han querido sumarse por ahora Barbados, Estonia, Hungría, Irlanda, Kenia, Nigeria, Perú, Sri Lanka y San Vicente y las Granadinas.
El ministro francés de Finanzas, Bruno Le Maire, explicó que el compromiso es “una solución pragmática” que permitirá que “todos los grandes grupos digitales, sin excepción”, queden cubiertos por el nuevo dispositivo fiscal de forma que todos van a pagar “su justa contribución” allí donde tienen negocio.
La OCDE considera que este plan constituye “una ayuda preciosa para los países que deben movilizar los ingresos fiscales necesarios para restablecer sus presupuestos y sus finanzas públicas y, al mismo tiempo, invertir en los servicios públicos esenciales, las infraestructuras y las medidas necesarias para que la recuperación poscovid sea fuerte y duradera”. La próxima etapa, a finales de la semana próxima, es la reunión de ministros de Finanzas del G20, donde se debería refrendar el nuevo dispositivo.
Empresas afectadas
Las empresas afectadas son las que tienen un volumen de negocios mundial de más de 20.000 millones de euros (23.700 millones de dólares) y una rentabilidad superior al 10%. El umbral de facturación podrá reducirse a 10.000 millones de euros al cabo de siete años, una forma de satisfacer a ciertos países emergentes. Las industrias extractivas y los servicios financieros regulados están excluidos de esta medida. AFP