“Hay un movimiento que cuestiona la existencia misma de los derechos humanos, que todos los Estados se habían juntado y consensuado después de la II Guerra Mundial, tras los horrores vividos entonces por la humanidad”, resalta. Entonces cuestionan palabras como igualdad o tolerancia, que ya están en instrumentos como la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948). “Estamos hablando de un orden que se creó después de la II Guerra Mundial y hoy ponen en entredicho”, advierte la catedrática, que posee un máster en Derecho por la Universidad de Harvard.
Por eso, resalta, decir derechos humanos se volvió malas palabras.
Como parte del discurso del odio se denuesta tanto a la persona que es diferente, que se la expone a cualquier tipo de ataques, porque se termina no reconociéndola como persona, como sujeto de derecho y eso es lo peligroso acá. Se deprecia o subestima al otro, a la persona que es diferente, cuando no es que todos somos iguales, excepto ante la ley”.
Agrega a su reflexión la exacerbación del medio que acompaña a esta corriente antiderechos. “Lo hacen utilizando informaciones inventadas, falsas, montadas intencionalmente. Esto es mucho más fácil con las redes porque cualquiera accede a las plataformas”.
Todo esto es mucho más preocupante en un periodo electoral tan prolongado como el paraguayo. “Aparecen los que se autodenominan ungidos por Dios” y se proclaman garantes de la patria y la familia. “Usan esto como recurso electoral para desviar o distraer la atención de acusaciones gravísimas por corrupción que destruyen la democracia en el país”.
Como parte del electoralismo actual tratan de destruir a toda figura fresca, limpia, que no sea del establishment.
Soledad Villagra,
docente de DDHH.