Hace falta todavía un esfuerzo final. Aunque en estos días hemos visto con mucha mayor intensidad la difusión de imágenes de grupos numerosos de personas saliendo a pasear, a compartir actividades sociales o deportivas, a buscar divertirse en reuniones sociales o fiestas, sin mantener el distanciamiento físico recomendado ni respetar las recomendaciones de cuidados sanitarios, como era habitual antes de que llegara la pandemia del coronavirus, todo eso todavía no debe permitirse.
Después de más de un año de restricciones sanitarias, se nota la ansiedad de la gente por volver a compartir actividades sin limitaciones, por andar sin mascarillas, por recuperar el estilo de vida que teníamos antes de la crisis pandémica.
Esta actitud resulta perfectamente entendible y explicable, ya que nunca antes en la historia hemos vivido una experiencia de crisis y de aislamiento tan prolongada, a nivel global, con efectos tan catastróficos en la salud, en la economía, en la cultura cotidiana, incluso en la salud mental.
Pero por más que los informes de los especialistas de salud y de algunas autoridades suenen apresuradamente triunfalistas ante el alto número de personas que ya han logrado aplicarse las primeras dosis de la vacuna contra el Covid-19, y en menor medida incluso las segundas dosis, todavía no se puede cantar victoria ante el flagelo y mucho menos relajarnos, abandonando los cuidados sanitarios recomendados para intentar recuperar el tiempo perdido.
Aunque el número de vacunados ha crecido enormemente, es todavía insuficiente. Tener a un poco más de 2 millones de personas vacunadas con primeras dosis (y un número muy ínfimo con segundas dosis), ante una población de más de 7 millones de habitantes no alcanza aún para lograr una inmunización efectiva, ya que los especialistas sostienen que lo ideal es que se alcance a inocular al menos a un 80% de los habitantes, para obtener la denominada “inmunidad de rebaño”.
Además, no hay que olvidar que la vacuna más aplicada, la de la plataforma Pfizer, empieza a ofrecer un buen cuadro de inmunidad recién a los 21 días de haberse aplicado la segunda dosis, mientras en otros casos se requiere incluso un tiempo mayor.
Actualmente, hay problemas de logística para aplicar las segundas dosis de algunas plataformas, aunque las autoridades de Salud aseguran que se podrá solucionar la falta de provisión de los biológicos.
Es de esperar que no existan lamentables retrasos en los plazos, que puedan llegar a poner en riesgo todo el proceso.
Por otra parte, no hay que olvidar que la temible variante delta del virus, de mucho mayor poder de contagio, ya se encuentra circulando a nivel comunitario en nuestro país, sin que existan aún datos precisos sobre cuán efectivas son las vacunas ante esta nueva amenaza.
Por todo ello, es necesario seguir cuidándonos, manteniendo los hábitos de higiene y distanciamiento social, usando mascarillas y lavados de mano, para que los esfuerzos por superar la crisis no se pierdan y tengamos que sufrir una tercera o cuarta oleada de la pandemia.