Carlos Elbo Morales
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La situación en la que se encuentra el país, la posibilidad de una segunda ola, la incertidumbre del presupuesto de Salud, cómo vivió las críticas que incluso pedían su renuncia son temas que Mazzoleni abordó en entrevista con ÚH.
–¿En qué momento estamos como sociedad?
–Estamos culminando un primer tiempo muy exitoso, que ha tenido sus dificultades y hemos logrado sorteado. Iremos a otro descanso breve, luego viene otro desafío, que es el segundo tiempo. Como persona estoy muy orgulloso de mi país en general, de mi equipo, de todo el sector de la salud, del ejército de blanco que tenemos y del administrativo que hace a la salud en general. Creo que también el país, más allá de las confrontaciones internas, de los errores, de los intereses legítimos y no tanto, ha afrontado con cierta madurez. Cuesta mucho tener perspectiva de lo bueno que se ha hecho. Estoy hablando no en nombre del Gobierno, sino de la nación paraguaya. Me siento todavía con una responsabilidad muy grande. Pero también inspirado por esa gente que nos acompaña. Fortalecido para prepararnos para ese segundo tiempo.
–¿Cuál fue la clave para capear la tormenta que vivió su administración durante esta pandemia?
–Creo que es un reflejo de la realidad que viven las personas que están en posiciones de altísima responsabilidad en medio de una crisis. Uno siempre tiene que tomar con mucha racionalidad y con mucha humildad cuando las cosas van bien y cuando las cosas van mal también. Habrá tiempo para el análisis en el futuro de qué se hizo bien o mal y uno tiene que tener la suficiente autocrítica para poder mejorar. La responsabilidad que uno tiene hace que muchas veces pueda sobrellevar la altísima exposición. La crítica, muchas veces justificada y otras no tanto, hace que uno se enfoque en lo que tiene por delante. Esas grandes necesidades nos permiten sobrellevar grandes responsabilidades y el peso que se arrastra con estos cargos.
–¿Le molestaron las reacciones en esos momentos más duros?
–Algunas veces uno se siente frustrado, ya está rebelado cuando siente que algunas de las acusaciones son injustas o que incluso son llevadas adelante por intereses legítimos o no, que no son necesariamente sanitarios. También hay una frustración sana que tiene que ver con la realización de que uno pudo haber cometido errores o haber tenido algunas decepciones. Cuando pasa el tiempo de la herida y del orgullo que pueda tener cualquier ser humano, el análisis frío de lo que es realmente importante hace que uno pueda salir adelante.
–¿Qué considera como error de su parte o de su equipo?
–La situación extrema que estábamos viviendo nos obligó a buscar mucha celeridad. Entonces, en ese ámbito muchas de las malas prácticas no estamos hablando de corrupción. Hay malas prácticas que se dan, que uno está acostumbrado a hacer de cierta manera por la urgencia. Eso está muy arraigado y cuesta cambiar. Entonces esa celeridad nos obligó a tomar medidas muy rápidas y muchas veces no había tiempo para cruzar cierta información. Y eso nos llevó en algunos casos a cometer errores. También hay muchos elementos en el ámbito administrativo. Hay muchos intereses que hay que administrar acá, de grandes intereses empresariales, periodísticos, políticos. Entonces se requiere un cierto grado de aprendizaje que no se puede reemplazar con algo que no sea la experiencia.
–¿Un ejemplo específico de lo que acaba de decir?
–Por ejemplo, en el ámbito de las compras y demás, a veces hay poca cooperación porque hay una lucha ardua de intereses comerciales. Hay peleas que no son nuestras, pero que nosotros estamos en el juego cruzado político o empresarial. Son todas cosas que tenemos que lidiar y la institución paga el precio por eso. Esa es una lucha constante de la cual no renegamos, pero que no deja de ser difícil.
–¿Alguien muy cercano a sus afectos le sugirió renunciar en el peor momento?
–No he tenido eso. Al contrario, tuve un apoyo importante. Entendían que era un momento, como yo decía, en el cual sería extrema cobardía abandonar el barco. Pero uno puede visualizar el enorme costo que tiene esa exposición en el entorno familiar inmediato. Realmente eso genera una presión adicional y uno se preocupa muchísimo por su gente.
–¿Cómo se perfila el panorama presupuestario ante la posibilidad de una segunda ola de Covid?
–Es un poco preocupante, sin ninguna duda. A pesar de que nosotros tenemos razones para ser optimistas, creemos que una segunda ola podría darse con una envergadura incluso menor a la actual, sin duda requiere que tengamos a disposición todo este crecimiento que hemos logrado en términos de recursos humanos, equipamientos y dependencias de salud. Así que estamos con esa preocupación. Por otro lado, hay que entender que hay una realidad que es el crecimiento no planificado, sumado a los problemas que arrastra el Ministerio de Salud hace medio lógica esta encrucijada en la que hoy estamos. La economía y un crecimiento no planificado para una pandemia que nadie tenía en los planes. Es una combinación muy compleja.
–¿Cuánto es el aumento solicitado?
–Nosotros hablamos de unos G. 600.000 millones para poder sostener todos los recursos humanos, incluso los planteados como crecimiento en el área de atención primaria de la salud. Nuestro presupuesto es prácticamente idéntico al del año pasado.
–¿Qué más está en el veremos por la situación presupuestaria?
–El Ministerio, en todos sus niveles de atención, tiene brechas en cuanto a sus recursos humanos. La idea nuestra es crecer en todos los ámbitos. Para que haya menos pacientes en terapia intensiva, necesitás una UFS más sólida. Seguramente vamos a tener que tomar decisiones difíciles y vamos a tener que priorizar una cosa sobre otra.
–¿Cómo ven la posible disminución de casos?
–Es una mezcla de sentimientos. Por un lado, realmente de mucha satisfacción porque significa el esfuerzo de toda la ciudadanía, que ha hecho un gran sacrificio de todo tipo. Eso es tranquilizador, nos permite tener esperanza. Pero, por otro lado, vemos también el panorama internacional y entendemos que esto tiene que sostenerse. Nos preocupa realmente la relajación en un sector de la sociedad. No queremos que la gente subestime la enfermedad, queremos dar el mensaje claro de que no estamos fuera de peligro. El clamor del Ministerio es que sigamos aferrados a las medidas de protección e higiene. Y esto hay que continuar si no queremos un escenario como el anterior de vuelta. Nosotros tenemos mucha ventaja, hemos enseñado a hacer las cosas y tenemos la oportunidad de ver lo que ocurre en el Hemisferio Norte y aplicar todo eso.
–¿Qué les diría a los rostros detrás de las estadísticas de cada día?
–A pesar de que cada día estamos dando los informes de la situación, para nosotros no son números simplemente. Tienen un costo alto emocional también. Ni qué decir para nuestro personal que está en las trincheras. Por eso nos inquieta que la ciudadanía no tenga eso presente. Se olvidan cuando no les toca tan de cerca.
En el ámbito de las compras y demás, a veces hay poca cooperación porque hay una lucha ardua de intereses comerciales. Peleas que no son nuestras, pero entramos en el juego.
En un sector de la población se olvidan de las medidas cuando no les toca tan de cerca. Pero tarde o temprano alguien de nuestro entorno puede estar en una situación delicada.