PERSONAL. La organización de tan pintoresca muestra manifestó que, para Lyakhovitskaya, pintar es un proceso profundamente personal que va más allá del resultado final. Enfrentando un periodo marcado por la soledad y la incertidumbre, encontró en el arte un ancla para reconectar consigo misma. En este proceso, redescubrió las memorias de su padre, fallecido en 2022, cuyas reflexiones sobre la felicidad como un estado interior influyeron profundamente en su obra. En cada lienzo, la artista exploró emociones intensas y la búsqueda de un sentido más profundo en la existencia.
María Lyakhovitskaya, también conocida como Masha, nació en Lituania, de ascendencia rusa, es una artista que teje un vínculo único entre el naturalismo y el impresionismo. Su enfoque, impregnado de espiritualidad, transforma la pintura en un portal hacia la energía y la vibración del universo. La artista se formó en la Academia Rusa de Artes de Florencia y tomó cursos en el Instituto Académico de Pintura, Escultura y Arquitectura Ilya Repin de San Petersburgo. Su meticulosa formación académica se funde con una sensibilidad innata hacia la luz y el color, elementos que se convierten en los pilares de su expresión artística. Su obra es un viaje a través de la sensibilidad, una invitación a sentir la energía que nos une a todos.