LA TRAMPA DE LA DEUDA. La deuda fácil, que ofrece la China continental, es una espada de doble filo. Obviamente, no es altruista, sino instrumento de imperialismo comunista. Es onerosa en plazos y tasas de interés. Se ofrece en canje con proyectos de infraestructura, llave en mano, construyendo la nueva e intercontinental “ruta de la seda” al precio de socavar principios democráticos y libertades, dejando entrever modelos de régimen centralista, unipartidista y dictatorial como supuestamente exitosos, de camino al desarrollo. Peor no puede ser el canje para países emergentes grandes, medianos y pequeños. Con el agravante de que China comunista somete a sus partners en dichos proyectos a la condición de que dejen de comerciar con Taiwán si pretenden seguir en relaciones económicas con el régimen de Xi Jinping. Para los que reconocen a Taiwán como país independiente y soberano, las condiciones son aún más severas.
ACREENCIAS CHINAS. En un análisis del 21 de agosto de 2019, Bernabé Malacalza afirma que el rol de China como actor financiero internacional está cada vez más en entredicho. A comienzos del 2007, el ex director ejecutivo del Banco Mundial y luego editor de Foreign Policy, el venezolano Moisés Naím, inauguraba la categoría de ayuda canalla (“rogue aid”), descripción que puede ser utilizada para la China roja vs. países de América Latina. De esa fuente, se transcribe aquí lo siguiente: “Según un reciente estudio de Horn, Reinhart y Trebesch, 80% de los países del planeta le debe a los chinos(…). En Estados Unidos y en la Eurozona, la deuda china alcanza el 7% del PIB. Tres billones de dólares de bonos norteamericanos están hoy en manos chinas. En tiempos de Guerra Fría, las armas nucleares evitaban la guerra entre las dos superpotencias. Hoy, con la disputa tecnocomercial entre China y Estados Unidos en ebullición, la interdependencia financiera puede ser el factor de disuasión.
Entre 2005 y 2018, se estima que China prestó casi 141.000 millones de dólares a América Latina...”. Allí se invita a investigar la correlación entre precio de commodities (materias primas, como el cacao, la soja o el café) y préstamos chinos. Para convencer al prestatario, la China comunista desarrolla estrategias diferentes. Por ejemplo: Los créditos chinos de Xi “... pueden rondar entre 7% y 8% anual a... ocho años de promedio, las de la banca multilateral son del 4% anual a 30 años. Pero países con mayores dificultades de acceso al capital, Bolivia y Jamaica, recibieron préstamos al 2%”.
TAIWÁN APOYA COMERCIO CON CHINA. En una reciente alocución, el embajador de Taiwán en Paraguay, Diego Chou, afirmó que para Taiwán el mayor mercado comprador y vendedor es la China continental. Y concluyó que Taiwán no tiene problemas en que Paraguay inicie relaciones comerciales con la China del continente: Nosotros podremos hacer incluso de intermediarios, dijo.
MI OPINIÓN: Si bien Taiwán tiene una actitud proactiva hacia el comercio exterior de Paraguay con China comunista, el problema, desde luego, no va a estar de parte de Paraguay ni de Taiwán, sino de la China continental. Xi Jinping sigue exigiendo a países como Paraguay que dejen de tener relaciones oficiales con Taiwán para posteriormente exigirles no comerciar con los taiwaneses. Paraguay no debe sucumbir ante la impertinente presión de China comunista, ¡pues somos país soberano y digno! Por eso, objetivo prioritario de la diplomacia en Paraguay y en Taiwán, debería ser cómo lograr que Paraguay, a la par de abrir relaciones comerciales con China continental, lo haga sin renunciar a su actitud de décadas de seguir reconociendo a Taiwán como país independiente y soberano, así como continuar sus relaciones diplomáticas con la isla libre y democrática.