Caricias, mimos, besos y abrazos se exhibieron como un estandarte contra la intolerancia de una parte de la sociedad paraguaya que, según denunciaron los jóvenes, no está habituada a ver a personas del mismo sexo demostrándose cariño en público.
El rechazo hacia la diversidad sexual abarca desde el prejuicio hasta la violencia física, según explicó a Efe Fiorella Yuhats, de 20 años, que acudió a la plaza con su pareja Ysanne Martínez, de 18.
“El acoso ocurre casi todo el tiempo en la calle. Nos gritan, nos ofenden, en ocasiones llegan a tirarnos algún objeto que tengan al paso”, expuso Yuhats.
Agregó que, mientras que ella ha encontrado un “ambiente más libre” en la universidad, su pareja, que está terminando la educación secundaria, todavía enfrenta situaciones de acoso homofóbico en su centro educativo.
Por su parte, Simón Cazal, de la organización Somosgay, declaró a Efe que la raíz de la homofobia y la transfobia en Paraguay se encuentra en la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989).
Recordó que el régimen stronista impulsó la persecución contra varones gais, a quienes detuvo, encerró, humilló y torturó para “instalar la idea de que las personas LGTB eran una amenaza para la sociedad”.
Esta represión provoca aún hoy el miedo de las personas gais, lesbianas, transexuales y bisexuales a exponer su opción sexual o su identidad de género, y “sostiene bien cerrada la puerta del clóset (armario), que es un lugar de sufrimiento”, dijo Cazal.
Añadió que, para muchas personas LGTB, “la familia es el primer escenario de violencia”, ya que muchos padres expulsan a sus hijos de casa o les retiran su apoyo cuando descubren que son gais o lesbianas, lo que provoca “un perjuicio muy grande a su bienestar” y graves problemas económicos.
Cazal apeló al rol del Estado paraguayo como garante de derechos, y pidió que el Ministerio de Educación y Cultura implante planes de prevención y atención a víctimas de la violencia homófoba en las instituciones educativas, así como programas de educación sexual y formación en derechos.
Este martes 17 de mayo se conmemoran 26 años desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) eliminó a la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales, una fecha que se recuerda ahora en todo el mundo como el Día de Lucha contra la Homofobia y la Transfobia.
No obstante, la transexualidad continúa estando catalogada como patología psicológica, bajo el nombre de “disforia de género”, que se define como la falta de coincidencia entre el sexo asignado al nacer y la identidad de género que asume la persona.
Las personas trans han sido objeto de la violencia y la intolerancia en Paraguay incluso después de la caída de la dictadura en 1989, y varias asociaciones contabilizan al menos 56 asesinatos contra personas trans perpetrados en el período democrático.