Una comunidad indígena de Pirapó (Departamento de Itapúa) sufrió el miércoles durante varias horas por la fumigación de plantaciones de soja y maíz que quedan al lado mismo del sitio donde viven, según denunciaron voluntarios que trabajan con la comunidad.
El olor era insoportable y se notaba el efecto de los químicos en las personas, quienes tosían y estornudaban, relataron. Específicamente, la comunidad se encuentra cerca de la ruta que va hacia Capitán Meza. A partir de allí, se toma un camino rural de aproximadamente 15 kilómetros.
En las imágenes que proveyeron, se puede ver la cercanía de la plantación con la comunidad, lo cual atenta contra la normativa vigente al respecto. “Este es un problema en todas las comunidades indígenas del Departamento de Itapúa”, lamentó una de las denunciantes.
Consultamos al respecto con las oficinas regionales del Servicio Nacional de Calidad y Sanidad Vegetal y de Semillas (Senave), institución encargada del control del cumplimiento de la Ley 3742 “De control de productos fitosanitarios de uso agrícola”.
Esta normativa expresa que en los cultivos colindantes a caminos vecinales, donde se realizan fumigaciones, se deberá contar con barreras de protección con ancho mínimo de cinco metros y altura mínima de dos metros.
Pablo Sánchez, director de Oficinas Regionales del Senave, dijo que verificarán la denuncia a través de la sede en Itapúa. Consultado sobre la regularidad de las denuncias, manifestó que estas son esporádicas.