La cápsula espacial de Boeing, Starliner, sin tripulación a bordo, aterrizó finalmente ayer en el desierto de Nuevo México, en el oeste de EEUU, tras fracasar en su objetivo principal de unirse a la Estación Espacial Internacional (ISS).
El despegue transcurrió con normalidad esta semana y, un cuarto de hora después del lanzamiento, la cápsula se separó sin problemas del cohete Atlas V en el que iba subida.
Sin embargo, los motores de la cápsula no se encendieron según lo previsto y ésta no pudo situarse en la buena trayectoria para dirigirse hacia la ISS, que vuela en órbita terrestre a unos 400 km de altitud.
El fallo provocó que Starliner consumiera demasiado carburante para intentar corregir su posición automáticamente, por lo que ya no pudo cumplir su misión.
La NASA decidió traer de vuelta la nave Starliner –que está en buen estado– a la tierra. A través de imágenes transmitidas por la NASA, se mostró el regreso al orbe de la cápsula espacial, durante la noche, tras un descenso desacelerado por tres enormes paracaídas. AFP