19 mar. 2024

Fiesta patronal

Nino Espínola. En 1953 compuso la melodía para esta polca.

Nino Espínola. En 1953 compuso la melodía para esta polca.

Mario Rubén Álvarez

Hay dúos de la música paraguaya que merecen el calificativo de clásicos, es decir aquellos que por su excelencia quedan como modelos y están destinados a perdurar en el tiempo. A modo de ejemplos rápidos, bastará citar a pares de voces inigualables como Giménez-Pucheta, Melga-Chase, Martínez-Cardozo, el de los Hermanos Cáceres, Rivero-Echagüe, Quintana-Escalante, Vargas-Saldívar, Álvarez-Corrales, Báez-Rojas, Espínola-Marín y Gallardo-Arce.

En esa lista no puede faltar el dúo Barrios-Espínola que formó parte de la rica historia de la música paraguaya. Saturnino Espínola, más conocido como Nino Espínola, nació en el barrio Obrero de Asunción mientras las armas de ambos bandos beligerantes tronaban su furia despiadada en la Guerra del Chaco el 29 de noviembre de 1933.

El azar, aquello que de pronto salta de la nada en la vida de una persona, marcó la existencia de aquel niño sin ningún vínculo con la música hasta entonces que, sudoroso y cansado, había llegado a su casa tras un soberbio partidí.

“Sucedió que el cantante y guitarrista Cristóbal Cáceres, hermano de madre de Emilio Bobadilla Cáceres, iba con frecuencia de visita al domicilio de los Candia que vivían al lado de nuestra casa. Allí, en un mangoguy él cantaba. Su propósito era que una joven de los alrededores le prestara atención. Ese era el verdadero motivo de su presencia allí”, rememora Nino en el barrio Sajonia donde tiene su hogar.

Como en aquella época -década de 1940- las cosas eran sencillas, sin complicaciones, un tal Ito Britos llegó hasta donde Cristóbal se encontraba. Vino acompañado de un chico de 14 años: Antonio Barrios, hoy ya fallecido. Le pidió al que por entonces había regresado de Buenos Aires y partiría años más tarde a Francia para ser integrante del legendario conjunto Los guaraníes, de Francisco Marín, que le escuchara cantar.

“Le oyó y en el acto le gustó aunque dijo que su voz era muy fina. Yo, que tenía entonces 12 años, estaba mirando la escena desde el lindero de mi casa. Cáceres me llamó para que yo cantara con el muchacho. Cantamos perfectamente. ‘Este es para tu dúo’, le dijo el maestro. De ese modo nacía el dúo Barrios-Espínola. Era el año 1945”, sigue recordando Espínola.

Lo siguiente fue algo que no podía ser de otro modo: Cristóbal llevó a los chicos junto a su hermano Emilio Bobadilla Cáceres, quien les escuchó y también quedó maravillado por sus voces. Como Teodoro S. Mongelós estaba organizando en el Cine España –frente al Club Guaraní, sobre lo que hoy es Eusebio Ayala-, un concurso para descubrir nuevos intérpretes, les envió allá de inmediato.

“Con una parodia de la letra de Guyra Campana y otras canciones que aprendimos bien, ganamos el segundo premio. El primero lo ganó el dúo Escalante-Patiño. También participaron Virgilio Rojas y su hermano Efraín, así como Gabino Espínola y otros que después fueron grandes músicos”, menciona.

Buenos Aires

Para Antonio y Nino, el resto se dio ya por añadidura. Actuaban de aquí para allá en Asunción. Notablemente, Nino no había dejado la escuela. Más adelante, en Asunción, completará sus estudios secundarios e irá a la universidad para recibirse de economista.

Buenos Aires era el puerto obligado de la mayoría de los músicos. Hasta allá rumbearon también ellos. Pronto ganaron su propio espacio para grabar y realizar presentaciones en diversos escenarios y radioemisoras.

“Estudié música con Pepita Faella en Asunción. En Buenos Aires hice lo mismo con Francisco Alvarenga. A fines de 1950 nos incorporamos al conjunto de Félix Pérez Cardozo. Estuvimos con él hasta su muerte, en 1952. Después, en Asunción, pasamos al conjunto San Solano dirigido por el político y músico Epifanio Méndez Fleitas. Grabamos en Buenos Aires con su agrupación. Después, en 1954, Antonio y yo dejamos de cantar juntos. Por entonces, cada uno de nosotros tenía ya sus compromisos musicales individualmente. Años más tarde entré a formar parte de un ensamble de guitarras con Amelio Álvarez Castro (+), Domingo Ramos (+) y Carlos Olmedo”, cuenta. Nino Espínola compuso en 1953 la melodía de la polca Fiesta patronal.

“Pensando en la fiesta patronal de la Virgen me salió el tema que compuse en la guitarra, sin letra. Representa la alegría que hay en torno a una festividad religiosa. Le hice escuchar a Epifanio y me sugirió que le agregara Tupãsy ára. Así lo hice y lo grabamos con el Conjunto San Solano con la participación de las guitarras de Teófilo Noguera y Fidelino Castro. Francisco Alvarenga hizo la partitura. Pasó el tiempo y apareció otra Fiesta patronal cantada por el grupo Tierra adentro. Como se sabe, no puede haber dos obras cuyos títulos sean iguales. Hice los reclamos en las instancias correspondientes, pero nadie me hizo caso”, termina de contar Nino Espínola.

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