09 jul. 2025

Faltan terapias para los bebés y sobran privilegios en el Congreso

Exactamente con la misma progresión en que se desvelan las miserias de las carencias en nuestra salud pública, surgen al mismo ritmo los groseros privilegios que siguen siendo distribuidos en el Parlamento. Definitivamente no puede ponerse en duda la generosidad de la clase política en el momento de repartir el dinero público entre allegados, familiares, recomendados y afines políticos. Mientras en el país faltan recursos para habilitar terapias neonatales, bachilleres con “conocimientos empíricos” ocupan cargos con jugosos salarios.

El 2024 finalizó con un gran regalo navideño para los 125 parlamentarios. El Presupuesto General de la Nación para este 2025 incluyó un jugoso aumento salarial de G. 6 millones; de esta manera, la remuneración mensual para cada congresista supera ahora los G. 38 millones. Se llegó a esto como una concesión del Ejecutivo a los legisladores, quienes presionaban por un aumento en sus cupos de combustible y seguro médico privado, debido a que los gastos que tienen son muy elevados, y el salario no les alcanza, especialmente a aquellos que deben viajar desde el interior y además pagar un alquiler en la capital.

Antes de eso y en el transcurso de ese año, hubo varias denuncias de la prensa por innumerables casos de contrataciones a hijos e hijas de diputados y otras autoridades. Los mencionados no contaban ni con méritos ni calificación y pese a esto, fueron contratados sin concursar por dichos cargos. El escándalo resonó fuerte y los privilegiados hijos fueron bautizados como nepobabies. Poco después, surgió otro caso, una nómina de 455 funcionarios contratados por el presidente del Congreso, Basilio Bachi Núñez, entre julio y octubre de 2024, entre los cuales figuraban nada menos que 117 bachilleres, entre ellos varios jóvenes sin título universitario que pasaron a trabajar en oficinas de legisladores que responden al movimiento Honor Colorado y a sus aliados. Algunos de estos jóvenes privilegiados contaban con horario flexible y la posibilidad de realizar trabajo de forma virtual, cobrando un sueldo base de G. 5 millones.

A principios de ese año, también salieron a la luz exorbitantes gastos para la compra de computadoras por valor de G. 15 millones cada una, además de la compra de nuevas sillas para la comodidad de los parlamentarios; las sillas costaron más de G. 5 millones. Por otra parte, una investigación de Última Hora había revelado que el Senado gasta G. 5.000 millones al mes para satisfacer a la clientela política y a los amigos, cuando se supo que existen alrededor de 255 direcciones. Se halló a un director de fotocopias, tres funcionarios en la Central Telefónica con rangos de jefes, y con salarios de entre 10 y 20 millones, entre otros (ÚH 27/01/24).

Mientras el país sigue conmocionado e indignado con los casos de bebés recién nacidos que han muerto por la falta de terapias neonatales, los casos de Osman, que apenas vivió tres días porque en el Hospital Regional de Villarrica no había terapia neonatal, y otro bebé, que falleció en el Hospital Regional de Pilar, en Ñeembucú, por falta de terapia, surge la información de que en el Congreso Nacional se siguen repartiendo cargos y jugosos salarios a personas que no cuentan con título universitario. Frente a los cuestionamientos, el presidente del Congreso, Basilio Bachi Núñez, defendió los altos salarios que perciben algunos funcionarios públicos sin formación universitaria, destacando sus “conocimientos empíricos”. Indicó que en las binacionales hay salarios más altos y que los informes de la prensa buscan atacar su imagen política.

El reparto de privilegios y del dinero de los contribuyentes nos ofrece el rostro verdadero de la clase política, de las autoridades y de los funcionarios. Lamentablemente también nos muestra la degradación de la actividad política. En el Congreso, los hijos e hijas de los parlamentarios y los amigos del poder ocupan cargos sin estar capacitados y reciben salarios millonarios mientras miles de jóvenes carecen de oportunidades, y a diario les roban la esperanza de acceder a empleo digno, salud y educación. Y mientras se siguen repartiendo privilegios y derrochando, seguirán muriendo bebés paraguayos porque en todo el país, apenas el 60% de las unidades de terapia neonatal están operativas en los hospitales públicos.

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