El proyecto de construcción de una represa hidroeléctrica en sustitución de la actual presa del Yguazú, en el Alto Paraná, ofrece posibilidad de trabajo a 5.000 personas. La construcción de obras viales dentro del proyecto de fortalecimiento del corredor bioceánico tiene expectativa laboral para 3.000 personas.
En total en los proyectos presentados están en juego la creación aproximada de unos 20 mil nuevos puestos de trabajo, los cuales, de concretarse paliarán un poco la necesidad de mucha gente que no encuentra un empleo, que en total son 301.108 personas.
Estos son algunos ejemplos de propuestas de desarrollo basadas en proyectos concretos que no fueron aprobados en el Congreso nacional, luego de ser presentadas por el Poder Ejecutivo para el visto bueno de los respectivos préstamos internacionales que superan los 500 millones de dólares.
Mientras la posibilidad de la aprobación de los proyectos está trancada en el Congreso, los paraguayos siguen migrando al exterior, y en forma particular a España, en busca de fuentes de trabajo. Según datos que maneja el Departamento de Identificaciones, en los últimos 15 meses se solicitaron más de 110 mil pasaportes.
La migración. “La gente se va del Paraguay porque acá no tiene opciones de trabajo”, afirmó el sociólogo Tomás Palau. Se suma así a frases expresadas en el mismo tenor por legisladores y políticos, quienes anteponen los intereses partidarios a la hora de debatir acerca de planes de desarrollo sostenido que generan expectativa laboral para miles de trabajadores paraguayos.
“En la desesperación –según el mismo Palau– por la falta de oportunidades laborales en nuestro país, muchos optan por desprenderse del núcleo familiar y tras contraer abultadas deudas se aventuran a viajar a España en medio del riesgo latente de la deportación y aun sin ninguna esperanza de trabajo”.
El secretario general de la Central Nacional de Trabajadores (CNT), Juan Torales, cuestionó a los políticos en general y dijo que se trata del sector de poder que más perjuicio le causa a la clase trabajadora, “porque incentiva una política económica equivocada que prioriza los intereses del empresariado y posterga las reivindicaciones laborales y sociales de los empleados”.
“Mientras los políticos se pelean por sacar tajada de la situación, el país se debate en medio de la pobreza y la indiferencia de las autoridades”, expresó.
Pobreza y desigualdad en Paraguay
Ese es el diagnóstico del informe de la Encuesta Permanente de Hogares elaborada por la Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos del año 2006.
Señala que la población en situación de pobreza afecto al 39,2% (2.040.792 personas) de la población total del país (5.798.603 habitantes). De ese mismo porcentaje, el 17,1% se encuentra en estado de pobreza extrema.
El ingreso promedio de las familias paraguayas, según el mismo informe, cubre solo el 58,3% del costo de la canasta básica de consumo.
Y el libro “Programa de la reforma agraria”, de Alberto Alderete, señala que la mala distribución de los ingresos convierte al Paraguay en uno de los países más desiguales de América y el cuarto en el mundo, detrás de Namibia, Lesotho y Botswana (África).
“El 10% de la población más pobre solo recibe el 0,6% de los ingresos, mientras que el 10% más rico se queda con el 45,5% de la renta nacional”, sostiene el investigador.
En contrapartida, el Paraguay es el país de América Latina que tiene la más alta concentración de la tierra en manos de unos pocos habitantes, mientras una mayoría campesina se encuentra con graves dificultades de tenencia, añade.
TRABAJAR LA TIERRA. Para el sector productivo, la situación no pasa precisamente por la acaparación de tierras, sino por su aprovechamiento adecuado y sustentable.
El presidente en ejercicio de la Federación de la Producción, la Industria y el Comercio (Feprinco) y titular de la Asociación Rural del Paraguay (ARP), Alberto Soljancic, sostuvo que la invasión de propiedades privadas atenta contra la seguridad jurídica del país, ahuyenta las inversiones externas y crea un marco de inseguridad latente “que perjudica a todos por igual”.
“Sin inversiones no puede existir trabajo”, apuntó.