24 abr. 2024

Fabricar títeres y crear obras son opciones para compartir en familia

Las responsables de la compañía Kunu’u Títeres, Tessa Rivarola y Carola Mazzotti, comparten propuestas para aprovechar el tiempo en casa, construyendo personajes y creando historias.

La compañía Kunu’u, a cargo de Tessa Rivarola y Carola Mazzotti, con esta nota quiere dar su aporte para las familias que quedan en casa.

Fabricar y jugar con títeres es una actividad que permite compartir con otros y aprovechar el tiempo disponible en esta cuarentena.

Los títeres son un puente entre generaciones, por eso en estos tiempos en donde se comparte en el hogar, crear y armar una obra con personajes fabricados a partir de objetos y piezas sencillas pueden tornarse una aventura muy divertida.

“Incluso podría ayudar a desahogar preocupaciones o tristezas en torno a cómo los niños están transitando esta experiencia tan poco usual para la gran mayoría de la sociedad”, explica Tessa.

Las especialistas explican que títere es cualquier objeto inanimado al que, por medio de acciones e intervenciones humanas creativas, se le puede dar vida. Es decir, cualquier material de la casa puede transformarse en un personaje y formar parte de un relato colorido, divertido o de reflexión. “La idea nuestra es mostrar justamente que en cinco o diez minutos se puede hacer un títere, pero la actividad al final es compartir mamá, papá u otro familiar. Hacer la obra juntos, esa es la real propuesta, más que hacer el muñeco. El títere puede ser cualquier cosa”, aclara.

Tessa y Carola explican los elementos a considerar para la elaboración de una obra que puede involucrar a todos los miembros de la familia; una historia (guion), personajes (los títeres) y un espacio escénico (dónde se presentará).

LA HISTORIA. Se debe tomar como punto de partida una vivencia o un sentimiento de los niños o integrantes de la familia. “Lo primero es escuchar lo que tienen para contar. Pensando en los abuelos o familiares mayores, a quienes ahora no se puede visitar, por ejemplo. La creación del guion puede ser una excusa para llamarlos y preguntarles sobre una historia que les contaron cuando eran chicos”, dicen.

Luego, hay que organizar esa historia en escenas, y como se trata de títeres, en cada una de ellas tenemos que pensar en acciones. Para que sea más divertido es importante no olvidar la sorpresa o el giro en la historia. Entonces, después de escuchar a los niños, los adultos pueden preguntar: ¿Qué nombre le ponemos a la obra?, indica Tessa.

Organizar. Se pueden proponer 3 escenas para organizar los momentos de la historia: El inicio, el nudo o conflicto y al final la resolución.

Para quienes gustan de dibujar, pueden aplicar esta técnica en cada escena, utilizando papeles reciclados; será uno para cada escena.

Desde Kunu’u Títeres proponen tres opciones: Títere de varilla, el reciclado y el fabricado con objetivos de la casa, como los utensilios de la cocina. Tomar un papel y dibujar dos ojos puede ser el primer paso para explorar cómo un objeto cualquiera puede adquirir una mirada y, luego, movimiento.

Una vez que se haya elegido un objeto, hay que darle un tiempo para agregarle detalles que le den personalidad: ¿Tiene cabello? ¿De qué color? ¿Qué material podemos encontrar en casa? Y aquí las opciones son varias: Tal vez unas plumas del viejo plumero, restos de hilo, las tiras de papel de colores del cotillón del cumple pasado, virulana de la cocina, etc. Las posibilidades son numerosas. ¿Tiene nariz?, ¿boca?, ¿orejas?, ¿manos? Y aquí también las posibilidades son diversas; pues no hay lo correcto o incorrecto.

PERSONAJES. Cualquiera sea el títere que se elija hacer, las artistas proponen algunos tips para darles vida y crear la personalidad de cada uno de ellos. “Esta parte es realmente divertida y proporciona horas de juego. Los adultos pueden ayudar en esta etapa haciendo preguntas y despertando la curiosidad”, aclaran.

DIVERSIÓN. Cuando ya tenga el títere armado, hay que probarlo haciendo que camine, salte, corra, caiga, pasee y se arrastre. Es un momento de diversión y juego para todos. Cada personaje puede tener una forma especial de moverse.

También hay que probar la forma de hablar, buscando la voz de cada personaje. Emitir sonidos graves, agudos o extraños, así como hablar muy lento, rápido o enojado.

Además, hay que imaginarse un día en la vida del personaje; todo lo que hace en el día, sus comidas y cosas que no le gusta. Esto ayuda a saber cómo pueden reaccionar ante alguna situación de la obra. Aunque esas características no se vean en escena, forman parte del mundo interno del títere y del que lo mueve.

Espacio escénico. Los títeres pueden “actuar” sobre una mesa o bien, detrás de una tela que se puede tender entre dos sillas o entre una pared y otra. Pueden elegirse a miembros de la familia o peluches y muñecas para los espectadores. El guion puede cambiar en cada ensayo, la imaginación no tiene límites.

Tessa y Carola recomiendan que cuando un títere habla y se mueve, los demás permanezcan quietos, mirando al que habla.

Opinión
“Con materiales de nuestras casas”
“Hay que tener en cuenta que para fabricar un títere no hace falta buscar elementos muy complicados, debemos hacerlos con materiales de nuestras casas. Son instrumentos interesantes para aprovechar el tiempo en familia y pasarlo de manera creativa y divertida. Es una buena opción para chicos y grandes, además de muy económica”. Tessa Rivarola, titiritera.

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