Varias son las teorías que expertos manejan sobre el origen del lago Azul. Se estima que surgió a partir de una posible ruptura de la corteza terrestre hasta una acumulación hídrica, como la secuela del mar chaqueño que alguna vez se tuvo. Recurso emblemático y actualmente vulnerable por la propia actividad humana.
Para el docente e investigador de Geología de la UNA, Moisés Gadea, el rastro de lo que fue el mar chaqueño, es la probabilidad que más se aproxima a cómo pudo haberse creado, de acuerdo a investigaciones realizadas.
“En su retroceso un cuerpo de agua fue retenido en las cotas más bajas del valle del lago y posteriormente perdió su salinidad original por los aportes de aguas dulces sean superficiales y meteóricas”, señala el geólogo.
Agrega que si se observa las llanuras del Bajo Chaco, los árboles de Karanada’y indican que hay aguas saladas subterráneas. “De acuerdo a consultas bibliográficas de investigaciones anteriores, la salinidad se debe a que antes existió un gran mar. Y en el valle del lago Ypacaraí en gran parte existe la misma manifestación, por la vegetación típica de esa zona occidental”, señala el geólogo.
Los perforistas, dedicados a la búsqueda de agua subterránea para provisión en los poblados, reportan que en el valle de Ypacaraí existe agua salada, según el geólogo.
Hay detalles además a tener en cuenta –ejemplifica Gadea– como el nombre toponímico (que hace referencia a la característica del lugar) de los cauces asociados al lago como el río Salado o el arroyo Yukyry (Salmuera).
Actualmente el agua del lago Ypacarí es dulce y no salada. Sobre ello, el investigador explica que hubo una modificación de la salinidad. “A medida que iba lloviendo y los cursos hídricos aportaban agua al lago, fue modificando la concentración de sales hasta tornarse dulce. En investigaciones anteriores se señala que el lago presentaba alto contenido de cloruro de sodio, lo que significa que pudo haber sido agua marina lavada. Esa es la hipótesis que yo manejo en cuanto al origen del lago”, desglosa.
Mar Chaqueño. En cuanto a la desaparición del mar Chaqeño, Gadea señala que –de acuerdo a investigaciones en Argentina– cuando ocurrió el levantamiento de la Cordillera de los Andes se produjo una transgresión marina en forma de mar mediterráneo tanto en La Pampa y Entre Ríos de Argentina, parte de Paraguay y Sur de Bolivia.
“El gran problema del Chaco es el agua, por ser salada y eso es consecuencia de que el mar chaqueño estuvo por acá. Los yacimientos de yeso en Lagerenza, Chaco, son evaporitas (rocas) de origen marino”, señala el experto.
Otras hipótesis. Existen otras estimaciones que según Gadea no ha conseguido mayores evidencias.
Una de ellas es de origen tectónico, como consecuencia de los procesos de ruptura en la corteza terrestre, que dieron lugar a la formación del valle, aprisionando un importante cuerpo de agua.
Otra consideración es la acumulación hídrica por embalsamiento. Se estima que corría un río muy importante por el valle y posteriormente fue reduciendo su caudal permaneciendo los arroyos actuales como relictos de aquel río.
La tercera suposición es la acumulación hídrica de aguas superficiales y meteóricas por mucho tiempo.