11:30 09/04/2007
La ex maratonista afirmó que su ex entrenador, Wang Dexiam, no le pagó unos 16 mil euros que le correspondían por sus logros y, desde entonces, trabaja como vendedora ambulante en China.
“Llevaba tiempo pensando en ello. Al principio quería venderlas todas, como si nunca hubiese sido campeona. Luego pensé en dejar algunas a mi hija, para que cuando crezca sepa quién fue su madre”, dijo la atleta que ya presentó una querella contra Dexiam.
Entretanto, y gracias a que un vendedor de ropa la reconoció por la calle, Ai consiguió un trabajo de vendedora ambulante con el que difícilmente puede mantener a su familia, ya que tras pagar el alquiler no cuenta más que con unos 30 euros mensuales para vivir, más los 800 que gana su marido.
Según el diario “Beijing News”, tras poner algunas de sus medallas a la venta en Internet a un precio de 1.000 yuanes, un internauta le ofreció 10.000 por una de ellas, mientras que otro aseguró estar dispuesto a multiplicar esa cifra por cinco.
Natural de la provincia nororiental de Heilongjiang, Ai dejó el atletismo en 2003 y asegura que a veces la reconocen y le da “un poco de vergüenza”, y que aunque “no querría estar en esta situación la vida se impone”.