Estados Unidos continúa en estado de shock por la masacre racista

El asesinato de diez personas afroamericanas en la ciudad de Buffalo sigue conmocionando al país. Políticos plantean armonizar leyes para la compra de armas en los diferentes estados.

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La matanza racista de diez afroestadounidenses el sábado en Buffalo (noreste), en un fin de semana fuertemente sacudido por la violencia, sigue impactando al país donde voces demócratas piden una armonización de las legislaciones de los estados para adquirir armas.

El presidente estadounidense, el demócrata Joe Biden, que promueve una “estrategia integral” para luchar contra la violencia y la inseguridad en el país, tiene previsto visitar hoy Buffalo, la segunda ciudad más poblada del estado de Nueva York, en la frontera con Canadá, donde el joven de 18 años Payton S. Gendron perpetró una de las peores matanzas racistas de los últimos años.

El joven fue detenido tras amenazar con suicidarse.

En total, 10 personas -de entre 32 y 86 años- murieron y otras tres resultaron heridas en un supermercado de un barrio de mayoría negra, que se suman a otra persona muerta y otras cuatro gravemente heridas en otro tiroteo en una iglesia al sureste de Los Ángeles.

Acusado por la Fiscalía de “muerte con premeditación”, Gendron se declaró inocente en una comparecencia ante la justicia este fin de semana.

GRAN REEMPLAZO. La adhesión a las teorías supremacistas blancas, conocida como “Gran Reemplazo”, que denuncian una conspiración para sustituir a los estadounidenses blancos por inmigrantes y negros, estaría detrás de este acto que nadie vio venir pese a que el joven le dijo a un profesor hace menos de un año que sus planes para el futuro eran matar y suicidarse.

Tras ser sometido a un examen siquiátrico, las autoridades consideraron que no representaba una amenaza.

En 2020 murieron 45.222 personas por armas de fuego en Estados Unidos, según datos de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), citados por el instituto de investigación Pew, un máximo histórico. De ellos, 24.292 fueron suicidios y 19.384 homicidios, el mayor número desde 1968, según los CDC.

No obstante, pese al aumento de este tipo de muertes violentas, el índice de muertes por armas en comparación con la población es inferior al de años anteriores.

Mientras el país se recupera del impacto provocado por la última matanza, la gobernadora del estado de Nueva York, Kathy Hochul, urgió el lunes una “respuesta nacional” para luchar contra la facilidad con la que potenciales asesinos pueden adquirir armas en otros estados, como hizo Gendron, que adquirió parte de su arsenal en la vecina Pensilvania. “De otra forma, simplemente estamos al albur de las leyes en otros estados que no protegen a los residentes de la forma en que lo hacemos nosotros”, dijo la gobernadora demócrata.

Biden condenó el domingo el extremismo racista y pidió “trabajar juntos para hacer frente al odio que sigue siendo una mancha en el alma de Estados Unidos”.

Al igual que hizo en febrero en Nueva York, tras una ola de criminalidad que acabó con la vida de dos policías, Biden y la primera dama Jill visitan hoy Buffalo. En la Gran Manzana el presidente prometió llevar a cabo una guerra sin cuartel contra la violencia asociada a las armas.

Acusado de pasividad por la oposición republicana, el pasado 11 de abril Biden endureció la regulación de las llamadas armas “fantasma”, difíciles de detectar porque carecen de número de serie y que pueden ensamblarse como un kit en casa.

Limitar la compra de rifles de asalto o imponer un sistema universal de verificación de antecedentes penales y siquiátricos para los compradores es una ambición de su gobierno que se topa con la negativa republicana, defensora de la Constitución que protege el derecho del pueblo estadounidense a poseer y portar armas.


Joven blanco quería seguir matando
El joven blanco de 18 años que el pasado sábado mató a diez personas, casi todas negras, en un supermercado de la localidad de Buffalo (Nueva York) planeaba seguir matando, según el comisario de policía de la localidad, Joseph Gramaglia. En declaraciones a la cadena CNN, Gramaglia aseguró que las evidencias señalan que el asaltante, que se entregó a la policía tras el tiroteo, tenía planes “de continuar disparando a gente”. “Incluso habló sobre la posibilidad de ir a otra tienda” tras el primer ataque, dijo el comisario.


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