“Además de dos leyes en el año 1964, no se movió la estantería y por años se descansó en los laureles de la bonanza energética”, explicó.
En torno a las negociaciones, enfatizó en que es responsabilidad de todos, especialmente de los más jóvenes del país, que se encuentran en la cresta de la ola del bono demográfico, pero cuidando de no inmiscuirse ni ingresar en las agendas meramente políticas.
Según las proyecciones, habrá un déficit de potencia en el 2029, que debería ser revertido mediante la inversión en generación, pero que hasta ahora no se está dando a un buen ritmo, según calificó. “Para esta altura, ya se debería hacerlo; pero apenas se consiguió financiamiento para ciertas obras en Acaray, pero no se hizo ninguna obra para generación de energía”, sostuvo.
Un gran cuello de botella expuesto por Llamosas es la mala capacidad de gestión para conseguir recursos, con una serie de licitaciones varadas, y dependiendo solo de bonos o de la banca multilateral.