Seall se dedica a la escultura desde hace muchos años, hizo su primera fundición de bronce hace más de 20 años en el taller de Gustavo Beckelmann. Más tarde se dedicó a la escenografía, creación de vestuarios e ilustraciones. Hace 10 años volvió de lleno a la escultura en papel, cerámica, resina y hace 5 años retomó la escultura en bronce a la cera perdida, “con un proceso muy largo, pero muy interesante”, cuenta.
Íngrid también trabaja con yeso, arcilla, hierro y marmolina. “Todas las formas de escultura son válidas, pero la escultura en bronce te da otras posibilidades, tanto en la plasticidad como en el producto final”, explica Seall.
MULTIFACÉTICA. La artista, además de ser escultora, es licenciada en Artes Visuales, ilustradora, escenógrafa, docente en Artes y fue bailarina de ballet y danza moderna. Es descendiente de españoles y alemanes, creció entre varias culturas, pero se siente 100% paraguaya. “Mi trabajo se identifica mucho con la mujer y con la identidad de donde vivo, Paraguay”, comenta la artista, quien también se dedica a la docencia.
“Lo que me inspira es el maravillarme cada día con lo que uno puede aprender y despertar en la vida. Me parece que como civilización o como seres humanos en evolución tenemos que volver a conectarnos con nuestra esencia, con la naturaleza y con lo que es nuestro mundo interior”.