19 feb. 2025

Escasez de mayorías

De acuerdo con una serie de informes y reportes que aparecen, tanto en Latinoamérica como en los Estados Unidos y Europa, se va confirmando esta situación de la “ausencia de mayorías”. Es decir, se observa una enorme fragmentación y atomización en los órganos legislativos, la aparición de nuevos partidos y movimientos y la polarización creciente en toda la sociedad.

En términos políticos, esta situación genera un grave problema en la gobernabilidad, pues incide en la capacidad de los gobiernos de atender de forma eficaz, eficiente y legítima, la enorme cantidad de demandas de la sociedad.

Estas demandas se multiplican y se expanden, pero la posibilidad de la oferta política en función de gobierno para satisfacer estas demandas se contrae y por lo tanto una peligrosa brecha se ensancha. Peligrosa porque la tensión social creciente puede acabar por dinamitar las bases fundamentales de cualquier democracia. Y es ahí en donde se crea el campo fértil para la aparición de los populismos y las autocracias. En mucho más fácil vender ilusiones y espejitos en este contexto y los “antisistema” aparecen con fuerza.

En las puertas de unas nuevas elecciones generales, nuestro país también está inserto en esta ola de enorme fragmentación y polarización. Más allá de quien resulte ganador en las elecciones, todo hace suponer que tendremos un enorme problema de gobernabilidad con un Parlamento bastante segmentado.

Por el sistema de voto preferencial en el formato de las listas cerradas, pero no bloqueadas, es muy probable que tengamos un Congreso básicamente bipartidista (colorado-liberal), pero igualmente muy fragmentado internamente dentro de los propios partidos con la posibilidad de varias microbancadas.

Y por supuesto tenemos una sociedad cada vez más demandante de sus derechos y bastante más impaciente ante la tremenda incapacidad de nuestro Estado de brindar, con mínimos estándares de calidad, determinados bienes públicos esenciales como educación, salud, seguridad y transporte.

Un nuevo gobierno por la propia lógica de la legitimidad de origen al resultar electo por una mayoría determinada genera una ventana de oportunidad para encarar rápidamente y con firmeza especiales acciones que apunten a corregir algunos de los problemas centrales que tenemos.

Si tenemos señales claras y contundentes desde el inicio, a la legitimidad de origen, se le puede sumar la legitimidad de resultados. Y solo eso le daría fuerza al gobierno para ganar gobernabilidad.

Es también un momento para que desde la sociedad civil, y la dirigencia en general, podamos aprovechar esta ventana de oportunidad de los primeros meses, de manera a involucrarnos activamente en acompañar determinadas acciones que apunten a construir bienes públicos.

Claramente, no podemos quedarnos solamente en la legítima defensa de los intereses sectoriales, necesitamos que la élite de nuestro país se involucre también activando su poder de gestión política para la solución de los problemas que afectan directamente a la población.

Todo esto implica mucha capacidad de diálogo, de articulación, de enfrentar resistencias, de gestión. Si estamos en una ola de fragmentación y polarización creciente debemos ser capaces de actuar de forma contra cíclica, buscando crear alianzas, espacios de construcción colectiva, evitar confrontaciones innecesarias, respetar la diversidad y buscar los consensos mínimos para avanzar.

En fin se trata de un momento muy importante para nuestro país. Y tenemos que estar a la altura de las circunstancias si queremos seguir construyendo en democracia lo que necesitamos para lograr mejores vidas en nuestro país.

Vayamos el 30 de abril a votar conscientemente, respetemos las reglas de juego del proceso electoral, y desde el 1 de mayo empecemos a “despolarizarnos” para aprovechar mejor las oportunidades que se nos presentan.