El último escándalo lo protagonizó el diputado conservador Neil Parish, quien fue suspendido anoche de la formación en el poder, tras ser acusado en los últimos días de mirar pornografía en su móvil mientras participaba en las sesiones de la Cámara de los Comunes. El político, que comunicó a la BBC su dimisión, iba a ser investigado por el Comité de estándares de la Cámara Baja, encargado de evaluar la conducta del parlamentario y dictaminar si fue culpable de comportamiento inadecuado en el Parlamento de Westminster (central).
El Partido Laborista y el Liberal Demócrata, en la oposición, habían pedido la dimisión de Parish, diputado por la circunscripción de Tiverton & Honiton (en el suroeste de Inglaterra), y calificaron de “repugnante” la actitud del político, de 65 años. “Esto marca otro nivel bajo de los Comunes. Está claro que él no está preparado para estar en el Parlamento”, expresó a los medios la veterana diputada laborista Harriet Harman.
Tras ser identificado como el diputado que miró porno, Parish dijo que pudo abrir por “equivocación” el video porno, si bien varias diputadas fueron testigos y una secretaria de Estado, cuya identidad no ha sido revelada, aseguró haberlo visto hacer lo mismo durante una sesión en un comité de la Cámara de los Comunes.
Sin embargo, en una entrevista ayer con la BBC, Parish reconoció que la primera vez que accedió a las imágenes porno fue “accidental”, pero que la segunda vez que lo hizo fue deliberada.
Este escándalo salió a la luz tras la polémica por unas declaraciones anónimas de varios diputados tories, que acusaron falsamente a la “número dos” del Laborismo, Angela Rayner, de tratar de distraer al primer ministro británico, Boris Johnson, cruzando y descruzando las piernas en las sesiones de control al premier.
Esos diputados compararon a Rayner con la actriz estadounidense Sharon Stone, que en la película Instinto básico descruza y cruza las piernas en una escena ya famosa. El alcance de la misoginia contra Rayner obligó a Johnson y a otros parlamentarios a solidarizarse con la política y denunciar esas actitudes “inaceptables” en un parlamento.