28 mar. 2024

Es importante debatir sobre una nueva matriz energética

Los combustibles derivados del petróleo constituyen un factor importante del costo de producción en Paraguay, tanto de bienes como de servicios, y como tal sus precios impactan de manera directa en la canasta familiar. Así, nuestra economía no solo es dependiente, sino que además introduce incertidumbre debido a la oferta y al comportamiento del precio internacional. Si bien el Estado no puede cambiar sustancialmente esta situación, las políticas públicas pueden contribuir a reducir la volatilidad y dar previsibilidad a los agentes económicos.

Frente a un próximo aumento en el precio de los combustibles, es importante que las nuevas autoridades económicas proporcionen información suficiente para que la ciudadanía vaya sabiendo cuál será la política con respecto a este insumo tan importante para la producción y la calidad de vida.

Las empresas y las familias tienen una alta dependencia de los productos derivados del petróleo. La producción de muchos bienes y servicios tiene como un insumo importante en su estructura de costo este combustible, por lo tanto, sus precios se verán afectados. Los hogares que cuentan con cocina a gas o tienen vehículos también sufrirán los efectos, ya que el aumento de los precios se traducirá en un menor uso de los mismos o en el sacrificio de otros gastos.

Por estas razones, el Gobierno debe ser muy claro acerca de cuál será su política con respecto a este tema en los próximos años y además informar periódicamente lo que está ocurriendo a nivel mundial.

Si bien la economía se resentirá con el aumento de la cotización internacional del petróleo, los efectos negativos pueden anticiparse y realizarse acciones para mitigarlos. Las empresas y las familias necesitan esta información y es rol indelegable del Estado proporcionarla.

No obstante, siendo el país de mayor producción de energía limpia y renovable, es inconcebible que Paraguay tenga tanta dependencia de un combustible fósil e importado, lo que pone en perspectiva el debate acerca de la matriz energética nacional.

Además de garantizar la provisión de información para generar previsibilidad en la economía, el Gobierno debe avanzar en un plan que nos permita reducir nuestra dependencia y volatilidad externa transitando hacia el mayor uso de energía eléctrica.

Este objetivo debe constituir una prioridad nacional teniendo en cuenta la situación actual en la materia. No solo dependemos de los países por el petróleo, sino que además tenemos una pésima calidad de la energía eléctrica. Esta mala combinación nos ubica en una situación de baja productividad y alta vulnerabilidad, condiciones que no ayudan a transitar hacia un crecimiento sostenible y a la posibilidad de transformar el mismo en desarrollo.

Con la mayor urgencia posible, el país debe contar con un plan energético que incluya objetivos claros, metas y resultados cuantificados, plazos bien definidos y responsables del cumplimiento. En cinco años más, debiera haber cambiado la situación del país.

En las condiciones privilegiadas que tenemos como país, con dos represas hidroeléctricas, poner en discusión dos o tres veces al año el aumento de los precios del petróleo demuestra nuestra incapacidad para dar solución a un problema teniendo la solución en nuestras manos.

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