Hago señora y señor, la odiosa comparación de la seguridad con el mercado por lo siguiente. La estrategia mercantil exige más que gestión, exige objetivos, análisis de la información, escenarios prospectivos (lo que se viene), metodología, pero por sobre todo exige resultados.
¿Por qué indico al mercado? Por su dinamismo. El mercado entraña la esencia misma del ser humano. Es impredecible. Un verdadero misterio. Lo que hoy es dogma, mañana no sirve; por tanto, si no se interpreta la señal de los tiempos o los cambios que la sociedad exige, cualquier gobierno o empresa tiene un problema de decisión y corre contra reloj.
Jack Ma, el fundador del conglomerado Alibaba, indicaba que el éxito de su grupo empresarial se debe a la forma de designación de sus gerentes. Los elegía no solo en base a su formación, sino que hacia énfasis en su experiencia laboral. El propio Jack Ma indica: “Hay jóvenes que acreditan sus especialidades en las universidades más prestigiosas del mundo, me suena a memorizar lecciones, yo me pregunto, además de eso, ¿dónde trabajó y que resultados obtuvo?”.
Pero, volvamos a lo nuestro. ¿Qué es lo que se espera de un líder de ese nivel y de estas disciplinas? Que resuelva el problema de la decisión. ¿Cuándo surge el cuello de botella o la dificultad? Cuando el encargado del área no identifica a las dos etapas del problema de la decisión que consiste en a) La formulación y b) La legitimación de las decisiones. Resumiendo, para que la gestión de cualquier gobierno en estas lides se traduzca en logros positivos necesariamente es necesario apoyarse en un nuevo tipo de gestión pública (NGP). O sea, el mayor resultado de la NGP es directamente proporcional con mejores talentos humanos y a menores costes financieros.
Generalmente los paraguayos “organizamos” o “entendemos” la defensa nacional, la seguridad y la inteligencia mediante leyes, jurisdicciones y competencias. Sin embargo, nos olvidamos de estudiar al “oponente”, que es anárquico y antojadizo. Es como el mercado.